Es cierto que los coches eléctricos cuentan con menos componentes que los modelos térmicos. Y que ello hace que los eléctricos no requieran un mantenimiento tan exhaustivo como sí requieren los de gasolina o diésel.
No obstante, el que el objetivo de los eléctricos es el de reducir gastos, tanto en combustible como en mantenimiento, no podemos olvidarnos de pasar las pertinentes revisiones.
Aun así, teniendo algunos detalles en cuenta, es posible reducir el gasto en mantenimiento. Y no solo esto: también tener algún que otro disgusto inesperado. Y es que los fallos pueden llegar de repente y obligarnos a desembolsar importantes cantidades de dinero.
Uno de los elementos a tener muy en cuenta es la batería. Pero no solo la de tracción, que es la que mueve el coche, sino también la de 12 V. En el primer caso ya te hemos hablado de la recomendación de no pasar del 80% de la carga. De hecho, hay modelos que detienen la absorción de energía cuando llega a esa cifra.
No obstante, debemos tener en cuenta que la batería que alimenta el motor depende de la batería de 12 V. Y que si esta está descargada y no funciona correctamente puede provocar el envío de mensajes de fallos que en realidad no están ahí, llegando incluso a detener el vehículo en medio de la marcha. El coche eléctrico no escapa a los problemas de la electrónica.
También es importante no perder de vista los frenos. Es cierto que estos se gastan menos que los de los coches convencionales, ya que tiran mucho del freno motor. Y que cuando acudimos a una revisión, las pastillas no suelen necesitar un cambio.
No obstante, sí debemos tener en cuenta otros elementos como el líquido de frenos y cambiarlo cada dos años aproximadamente. Y también las pinzas, los pasadores y el estado de los discos.
Otro factor a tener en cuenta es el estado de los neumáticos. Por un lado, porque estos soportan mucho más peso en los coches eléctricos que en los térmicos. Por otro, porque para conseguir una reducción de sonido están fabricados con otros materiales, y estos se degradan más rápido que en los coches térmicos. Es importante rotarlos con más frecuencia.
Asimismo, no se recomienda montar gomas de perfil bajo con llantas de gran tamaño. Como decíamos, los coches pesan bastante más, y un perfil bajo influye negativamente en la conservación de las llantas, que pueden llegar a deformarse antes de tiempo.