Se esperaban cambios en las regulaciones de la DGT para este 2023, pero parece que todo ha quedado en suspenso. La reducción del periodo de renovación del permiso de conducir para mayores de 65 años, que te contamos hace poco, no se llevará a cabo debido a la convocatoria de elecciones. Al disolverse el Congreso, no pueden votarse nuevas leyes.
Estos cambios formaban parte de la Estrategia de Seguridad Vial 2030, que consta de cuatro fases. Algunas modificaciones ya se han aprobado y entrarán en vigor pronto, como el cambio de señales. Sin embargo, muchas otras están en proceso de definición y tramitación, como el nuevo carnet B1 para menores de edad, la exigencia de seguro para circular con patinetes eléctricos y el reglamento de coches históricos.
En cuanto a la renovación del carnet de conducir, actualmente los conductores de 65 años en adelante deben hacerlo cada cinco años, mientras que los conductores profesionales lo renuevan cada tres años. La DGT considera que estos plazos son demasiado amplios para un grupo tan diverso, por lo que se planeaba establecer horquillas e intervalos más cortos en edades más avanzadas.
Según Pere Navarro, resulta extraño renovar el permiso de conducir a una persona de 90 años hasta los 95. Una posibilidad sería aplicar los plazos que estaban vigentes hasta 2009, subdividiendo a los conductores de mayor edad en dos grupos: renovación cada cinco años para los conductores de 46 a 69 años, y cada dos años para los mayores de 70 años.
Acortar los plazos para la renovación del carnet ha sido motivo de debate, pero se plantea un problema relacionado con el derecho a la movilidad. Además, el examen médico, aunque se ha actualizado, sigue siendo el mismo para todos los conductores, independientemente de su edad.
Sin embargo, este cambio normativo aún está en proceso de definición y decisión, por lo que no se está tramitando como una modificación inmediata. Después de las elecciones y la formación de un nuevo gobierno, las nuevas Cortes deberán decidir si retoman el proyecto normativo. Esto significa que el proceso puede llevar más de un año, e incluso puede quedar en el olvido si el nuevo ejecutivo no lo propone.
Además, un cambio de gobierno podría implicar cambios en la dirección de la DGT, dejando a Pere Navarro fuera de su puesto, ya que fue nombrado por el actual ejecutivo que está llegando a su fin, y cambiando la estrategia de cara al futuro.