Se cuentan ya siete semanas de subidas consecutivas en los precios de la gasolina y el diésel. Llenar el depósito se ha convertido en la peor pesadilla de la mayoría de conductores. Pero ojo, porque lo peor todavía está por llegar.
Tal y como rezaba el Boletín Petrolero de la Unión Europea que vio la luz el pasado jueves, el litro de gasolina ha superado los 1,7 euros y el del diésel los 1,6 euros. Estos precios se traducen en unos cuantos detalles.
Por ejemplo, que la gasolina es un 1% más cara que la semana anterior, mientras que el diésel cuesta un 2% más.
Asimismo, el litro de gasolina cuesta un 7,34% más que a principios de julio, cuando empezó la subida imparable que se mantiene hoy en día. El diésel ha subido un 11,3%.
Por otro lado, la gasolina es un 9% más cara que a finales de 2022. Mientras que el diésel ha bajado un 2,5 % desde finales de 2022.
Si comparamos estos números con el año pasado a estas alturas, la gasolina es la que más sale perdiendo. Un depósito de 55 litros cuesta hoy una media de 94 euros. El año pasado costaba 87,3 euros. Estamos hablando de 6,7 euros más.
Un depósito de 55 litros de diésel, por su parte, cuesta 88,3 euros, lo que se traduce en solo 30 céntimos más que en el mismo periodo del año pasado.
Pero prepárate, porque en los próximos días la cosa se pondrá más seria. Se viene la Operación retorno, lo que se traduce en más demanda. Y como ya sabes, a mayor demanda, mayor escasez y mayor precio. En otras palabras, se acerca otra subida pronunciada que puede durar más de una semana. Es decir, podríamos plantarnos en la segunda semana de septiembre con precios que ronden 1,8 euros de media en la gasolina y 1,7 euros de media por litro en el diésel.
La buena noticia es que, tras este último subidón, se espera una estabilización que modere las subidas y nos permita empezar a ver la luz al final del túnel. Cuenta los expertos que antes de finales de año deberíamos empezar a ver las primeras bajadas.