Parece que estamos atrapados en un bucle infinito cuando hablamos de los precios de los carburantes. Y, lamentablemente, esto no va a cambiar pronto. Desde que comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania, hemos visto cómo los precios de la gasolina y el diésel han estado en constante aumento. La gasolina ha superado la barrera de 1,70 euros, mientras que el diésel no se queda atrás, sobrepasando los 1,6 euros. Estamos hablando de un aumento del 20% en la gasolina y un 6% en el diésel en comparación con principios de año. Asimismo, desde mayo, la gasolina ha subido un 2,45% y el diésel lo ha hecho en un 2,16%.
Factores como la reducción de la extracción de crudo por parte de la OPEP+ y la alta demanda de los meses de verano han creado la tormenta perfecta. Además, las olas de calor también han encarecido el proceso de refinamiento, lo que hace que los precios suban aún más.
Como estos factores tienen un retraso de unos días en afectar los precios finales, será esta semana cuando notemos los efectos de la operación retorno. La buena noticia, si la hay, es que después de este aumento, las subidas serán menos bruscas. Pero eso no significa que los precios vayan a bajar. De hecho, Rusia y Arabia Saudí han anunciado nuevas medidas de restricción en la extracción de crudo. Aunque los incrementos serán más moderados debido a una menor demanda, seguirán siendo incrementos. Los expertos no prevén que los precios bajen hasta finales de año.
Y atención, porque tenemos dos fechas clave en el horizonte en los que pueden producirse picos pronunciados. La primera es para el puente del Pilar, en la semana del 12 de octubre. Se junta un puente de cuatro días. La otra llegará en el puente de diciembre, que este año es de hasta cinco días, y muchos españoles aprovecharán para desplazarse.