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El Mazda CX-60 no es como los demás, y para muchos es mejor

I. Lasa

Los que siempre han tenido a Mazda como una de sus marcas de referencia saben muy bien que el fabricante japonés no sido un fabricante que haya optado por seguir siempre las tendencias al pie de la letra.

En este sentido, más allá de que sus modelos siempre hayan podido presumir de tener un diseño muy atractivo, elegante y deportivo a la vez, a nivel tecnológico y a nivel de motorizaciones el fabricante de Hiroshima siempre se ha caracterizado por ir en algunos modelos a su aire.

El mejor ejemplo de ello es el actual CX-60, uno de los últimos modelos que ha puesto a la venta la marca japonesa tanto en España como en Europa y que, al contrario de lo que se podría esperar teniendo en cuenta los tiempos que corren, cuenta con un enorme motor diésel de más de 250 caballos de potencia, una motorización difícil de encontrar en su categoría hoy en día en modelos recién llegados al mercado.

El motor diésel del Mazda CX-60 calla muchas bocas

En concreto se trata de un motor diésel de 6 cilindros en línea y nada menos que 3.3 litros de cubicaje, que desarrolla 254 CV de potencia. Lo mejor en este caso es que, siendo como es un diésel y por lo tanto un motor que es mucho más eficiente a altas velocidades sostenidas en largos viajes en autopista, su consumo, pese a su potencia, es muy contenido.

Mazda CX-60

Así, no es de extrañar que, sumado al hecho de que tiene etiqueta ECO de la DGT gracias a su sistema de micro hibridación, muchos los vean como una opción diferente por motor pero muy interesante. Eso sí, si la idea es hacer la mayoría de kilómetros por ciudad, este CX-60 no es la mejor opción. Sí lo es para conductores que realicen muchos kilómetros al año en autopista o autovía.

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