Los Tesla nunca se han caracterizado precisamente por ser modelos baratos, sino más bien lo contrario. La marca americana, por mucho que haya bajado los precios de modelos como el Model 3 o el Model Y, sigue siendo una marca premium dirigida a aquellos que buscan lo último en tecnología del mercado y eléctricos muy eficientes en cuanto a la gestión de la batería y la autonomía.
Eso sí, como en cualquier otro eléctrico, en los Tesla la parte más importante del coche no es el motor, algo que sí que ocurre en los modelos con motores de combustión. La parte más importante de un eléctrico es su batería, el componente más caro a la hora de fabricar el coche y lo que acaba provocando que los eléctricos sea más caros que los modelos con motor de combustión.
No es casualidad entonces que los fabricantes den indicaciones muy precisas sobre cómo se debe cuidar mejor una batería, entre otras cosas porque es un elemento que se va a ir desgastando poco a poco, por lo que, si se cuida bien, puede acabar siendo mucho más útil durante más años.
Pero el problema que tuvo un propietario escocés de un Tesla Model Y no fue precisamente un mal uso de la batería del modelo. Y es que el drama en su caso fue que, teniendo en cuenta un fallo por una filtración, las fuertes lluvias provocaron que la batería de su Model Y se inundara y evidentemente acabara inutilizada.
Un problema que se convirtió en un drama cuando el propietario supo que, por un lado, la garantía no le cubría este problema y, por otro, reemplazar la batería por una nueva le suponía un coste de ni más ni menos que 17.000 libras, es decir, unos 20.000 euros, una cantidad similar a la que cuestan algunos de los low cost más baratos del mercado.