La historia de cómo Peugeot nombra a sus modelos se remonta a 1929. Desde entonces, la marca del león ha estado marcando territorio con números de tres o cuatro cifras, en un un sistema de nomenclatura que ha perdurado casi 100 años.
Antes de 1929, la cosa era un poco caótica. Los coches del fabricante francés se llamaban simplemente Tipo 1, Tipo 2, así sucesivamente, sin una fórmula clara. Pero llegó 1929, y Peugeot tenía entre manos un vehículo compacto que, según la tradición, debería haberse llamado 629, como a abreviatura de “6 CV 1929”. Pero hubo un giro en la trama. Este coche era el proyecto número 201 de la marca. Y Peugeot decidió usar el número para bautizarlo, iniciando así las nomenclaturas que conocemos hoy en día.
El éxito comercial del 201 y la simplicidad de un sistema reconocible llevaron a Peugeot a seguir nombrando a sus coches con números y ceros intercalados. En 1931 llegó el 301, un poco más grande y potente que el 201, seguido por el 401 y el 601 en 1934.
Cabe decir que en 1985, Peugeot decidió romper las reglas con el lanzamiento del 309. Este compacto llegó antes que su hermano menor, el 306, que llegó en 1993.
Luego, a partir de 2008, cuando el mundo vio la llegada de nuevos estilos de carrocería como los SUV y monovolúmenes, Peugeot se puso un poco más creativa y decidió meter dos ceros centrales en la nomenclatura. Y en 2009, dieron la bienvenida al RCZ, un coupé con siglas que sonaban más a superhéroe que a coche.
El 2012 trajo más cambios, con el 301 destinado a mercados emergentes. Mientras que en 2013 decidieron mantener el número 8 final, que es un símbolo de buena suerte en China. Así es como el Peugeot 308 ha mantenido su nombre.
El último cambio llegó en 2019, cuando Peugeot añadió una "E" seguida de un guión para las versiones eléctricas. Así nacieron las joyas como el E-208 y el E-2008.