Si estás de viaje por carretera, es habitual detenerse en una estación de servicio, ya sea para repostar, ir al baño, para llenar el estómago o simplemente tomar un respiro. Todo parece normal hasta que, de repente, te das cuenta de que te han robado el equipaje que llevabas en el coche. Y solo has estado tres minutos alejado del vehículo. ¿Cómo puede suceder algo así? Pues bien, parece que los ladrones han dado un paso más allá y están utilizando tácticas bastante ingeniosas.
Dado que los coches cuentan cada vez con más tecnologías, los ladrones también se ven obligados a evolucionar. Y puede que imagines, pero nunca llegarás a conocer todos los sistemas que son capaces de llevar a cabo para robarte las pertenencias o directamente el coche.
En este sentido, en los últimos meses en España, muchos conductores han denunciado haber sido víctimas de robos en el interior de sus vehículos durante sus paradas en estaciones de servicio. Principalmente en Cataluña, quizás porque la frontera con Francia les facilita una rápida huida.
¿Cómo lo han hecho para abrir el coche tan rápido y sin dejar huellas ni desperfectos? Utilizando inhibidores de frecuencia. Estos dispositivos permiten copiar las ondas de las smart keys de los vehículos y el cierre centralizado, e impedir que el coche se cierre cuando le das al botón del mando. Los malhechores aprovechan esta tecnología para bloquear las ondas de nuestras llaves mientras estamos distraídos dentro de la gasolinera, pensando que nuestro coche está bien cerrado. En cuestión de minutos, mientras te tomas tu café o pagas en la tienda, estos ladrones tienen acceso total a tu vehículo y al maletero.
Puede que a estas alturas estés pensando que, por lo menos, no te han dañado alguna parte del coche. Sin embargo, al no usar violencia ni causar desperfectos, es un hurto, no un robo. Y si no supera los 400 euros, no es un delito. Todo se queda en una multa.