Los radares de velocidad son una herramienta clave para disuadir a aquellos conductores que tienen la tendencia de pisar a fondo el acelerador. Aunque es cierto que algunos conductores pueden evitarlos temporalmente frenando y acelerando después de pasarlos, al menos contribuyen a reducir el número de infracciones.
En España, es la Dirección General de Tráfico (DGT), siempre trabajando constantemente para mejorar la seguridad en nuestras carreteras, es la encargada de supervisar los radares de velocidad y de imponer las multas correspondientes a los infractores. Las sanciones económicas son su método más eficiente para frenar la imprudencia al volante.
Sin embargo, a excepción de los radares móviles o los utilizados por algunos agentes en sus vehículos, es relativamente fácil conocer la ubicación de los radares y evitarlos. De hecho, la legislación obliga a señalizar los radares fijos. Y muchos conductores reducen la velocidad solo al pasar por el radar y vuelven a acelerar una vez lo han superado.
Ante este problema, la DGT propuso la instalación de un segundo radar a pocos metros de distancia para atrapar a aquellos infractores que aceleran nuevamente después de pasar el primer radar. Sin embargo, esta solución no ha demostrado ser muy efectiva, ya que muchos conductores pueden evadir el segundo radar y seguir representando un riesgo para los demás.
Francia ha implementado una solución innovadora para abordar este desafío. Han iniciado un programa que permite a algunos conductores instalar un radar en el frente de su coche para detectar a sus vecinos infractores. Concretamente, cualquier conductor que tenga al menos 10 puntos en su carnet de conducir puede optar por convertirse en conductor que lleve en su coche este tipo de radar. Se le da cierta preferencia a aquellos que hayan sido o sean conductores de autoescuela, de ambulancia, policías o gendarmes.
Es crucial destacar que la gestión de este sistema en Francia está en manos de empresas privadas. Además, estas empresas remuneran a los conductores dispuestos a llevar estos radares en sus coches.
Esta medida puede ser un enfoque interesante para mejorar la eficacia de los radares y reducir la imprudencia en las carreteras. Si bien el sistema plantea preguntas sobre la privacidad y la gestión de la información, podría ofrecer una nueva forma de abordar el desafío de la velocidad excesiva y mejorar la seguridad vial en Francia.