Aunque Mercedes se destaque como una marca premium con sólidas ventas y beneficios, enfrenta desafíos comunes a otras marcas en cuanto a la diferenciación de sus coches eléctricos. La denominación de estos vehículos se ha convertido en un aspecto crucial para las marcas, buscando distinguirlos claramente de los modelos de combustión interna.
En los últimos años, varias marcas han adoptado diferentes estrategias, desde apellidos como 'e-Tron' de Audi hasta prefijos como 'i' de BMW, o simplemente agregando la letra 'e' para denotar lo eléctrico. Mercedes optó por crear una nueva familia de nombres, la familia EQ, siguiendo la línea de Volkswagen. Sin embargo, esta estrategia no ha tenido el éxito esperado y ha generado quejas por parte de los clientes, que prefieren los nombres clásicos.
Ante la insatisfacción de los clientes, Mercedes está considerando nuevas opciones para mantener contenta a su base de consumidores y al mismo tiempo conservar las siglas EQ. Aunque aún no se ha tomado una decisión definitiva, se especula con la posibilidad de agregar las siglas EQ al final del nombre del modelo o la versión, similar a cómo se identifican los diésel con la 'd' y los híbridos con la 'e'.
Este cambio de rumbo evidencia la flexibilidad de Mercedes para reconocer errores y adaptarse a las demandas del mercado. A pesar de la inversión considerable en la promoción de las siglas EQ, la marca está dispuesta a retroceder si es necesario para preservar su imagen de marca y satisfacer las expectativas de sus clientes.
La marca alemana demuestra una vez más su compromiso con la excelencia y la innovación al abordar de manera proactiva los desafíos que enfrenta en la transición hacia la electrificación. La capacidad de adaptación y la disposición a rectificar demuestran la fortaleza y la visión a largo plazo de Mercedes en un mercado en constante evolución.