El mercado de los coches eléctricos ha experimentado un revés inesperado que ha llevado a las marcas a replantear sus estrategias. Volkswagen, una de las pioneras en esta transición, se ha visto obligada a modificar sus planes debido a los nuevos desafíos.
Originalmente, Volkswagen planeaba trasladar parte de la producción del ID.3 de su planta principal en Zwickau a la de Wolfsburgo para satisfacer la alta demanda. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente, y la marca ha decidido cancelar este movimiento, manteniendo la producción en Zwickau.
La cancelación de este plan se debe a la disminución de la demanda de coches eléctricos, lo que ha llevado a Volkswagen a reconsiderar sus estrategias de producción y costos. Christian Vollmer, director de la planta de Zwickau, ha destacado la importancia de optimizar cada euro gastado.
Por otro lado, la fábrica de Dresde continuará produciendo un pequeño volumen del ID.3 hasta que se decida su finalización. Mientras tanto, la planta de Wolfsburgo se centrará en la producción del Golf actualizado y la tercera generación del Tiguan, incluyendo su versión eléctrica que se espera lanzar en un año.
Los modelos compactos y SUV son clave para Volkswagen en la recuperación del liderazgo en sus respectivas categorías. Aunque la demanda de coches eléctricos ha disminuido, esto permite a la marca centrarse en sus modelos tradicionales y ahorrar costos hasta que la demanda vuelva a aumentar.
Los datos financieros de Volkswagen revelan la lógica detrás de esta decisión: en 2023 se fabricaron 140.800 unidades del ID.3, lo que indica una menor demanda de lo esperado. Sin embargo, la producción en Zwickau seguirá a pleno rendimiento, mientras que Wolfsburgo buscará alcanzar un nuevo récord de unidades fabricadas.