Comprar un coche de segunda mano puede ser una buena oportunidad si se elige bien. Sobre todo en los tiempos que corren, en los que los precios de los coches se han disparado. En ocasiones, sin embargo, la historia no tiene un final feliz. Y eso es lo que le ha pasado a un propietario que compró un BMW por 10.000 euros en lo que parecía una ganga y acabó siendo una estafa.
Antes de nada, es conveniente señalar que para evitar ser víctima de estos fraudes, es crucial estar atento a las señales de alerta, revisar exhaustivamente el historial del vehículo, realizar pruebas de conducción y llevar el coche a un taller de confianza para una inspección completa antes de cerrar cualquier trato.
Dicho esto, vayamos con el caso que nos ocupa. Desde el principio, la compra del BMW estuvo plagada de señales de alerta. Fue adquirida de manera irregular, involucrando a dos personas diferentes: una para la venta del coche y otra para gestionar los papeles. Esta fragmentación del proceso de compra despertó las sospechas de Ángel, quien decidió llevar a cabo una inspección exhaustiva del vehículo. No tardó en descubrir que el coche había sufrido un golpe significativo que había pasado desapercibido durante la compra inicial.
El primer percance fue una rotura en el muelle del amortiguador. Y eso solo era la punta del iceberg. El odómetro del coche había sido alterado. Originalmente, el BMW tenía 199.390 kilómetros, pero el contador había sido reducido a 150.000 kilómetros. "Esto es algo muy habitual, porque un coche con más de 200.000 kilómetros no se vende por el mismo precio", denuncia Gaitán en su video, señalando una práctica engañosa común en el mercado de segunda mano.
Al profundizar en la revisión, Ángel encontró una lista extensa de averías: desde el flector del filtro antipartículas hasta la tapa de balancines, pasando por múltiples pérdidas de aceite y daños visibles por toda la carrocería. "Has pagado 10.000 euros por un coche que, en las condiciones que está, vale 3 o 4.000 euros como mucho", sentencia el mecánico, subrayando la magnitud de la estafa.
Pero los problemas no se limitaban a averías. Al parecer, el coche llevaba cuatro años en España sin ningún registro de revisiones o reparaciones.
La estafa se hizo evidente de forma definitiva con la respuesta del vendedor cuando le hicieron la reclamación. En lugar de asumir su responsabilidad y ofrecer una solución al cliente estafado, optaron por amenazar con denunciar a Ángel por "molestar".