Los serios problemas de Ford que podrían derivar en el adiós de la marca

El futuro de Ford en Europa pende de un hilo, afectado por una serie de decisiones estratégicas que han generado más problemas que soluciones. Mientras marcas como Lamborghini prosperan, Ford enfrenta un panorama incierto, donde su permanencia en el continente podría estar en peligro si no se producen cambios significativos.

El mandato de Martin Sanders en la dirección de Ford Europa ha dejado un legado complejo. En su afán por transformar la compañía y adelantarse al cambio hacia la electrificación, Ford invirtió la asombrosa cantidad de 2.000 millones de euros en reconvertir una de sus plantas de producción para vehículos de combustión en una fábrica de coches eléctricos. Modelos como el Explorer y el renovado Capri surgieron de esta apuesta, pero la realidad ha demostrado que los resultados no han estado a la altura de las expectativas.

La electrificación está arruinando a Ford en Europa

Gunnar Herrmann, integrante del consejo de supervisión de la planta de Ford en Colonia, no ha ocultado su preocupación. En declaraciones recientes, Herrmann subrayó que la producción actual es insuficiente para justificar la operación de la fábrica a tiempo completo. Esto ha planteado serias dudas sobre la viabilidad de la planta, lo que complica aún más la situación de Ford en un mercado cada vez más competitivo.

En un contexto donde las marcas chinas están avanzando rápidamente hacia Europa, Herrmann lanzó una advertencia clara a los directivos en Estados Unidos: es necesario reconsiderar la estrategia y no abandonar prematuramente los motores de combustión. La reciente eliminación del Fiesta y la inminente desaparición del Focus en 2025 son decisiones que, según Herrmann, podrían acelerar la retirada de Ford del mercado europeo si no se rectifican.

A diferencia de Volkswagen, que ha mantenido una estrategia más equilibrada al combinar la electrificación con la continuidad de los motores tradicionales, Ford ha optado por un enfoque más radical que no ha dado los frutos esperados. Si bien la electrificación es inevitable, Herrmann sostiene que debería haberse implementado de manera más gradual y rentable.