Uno de los principales problemas que tiene Opel en nuestro país es que, a diferencia del resto de fabricantes que tienen mucho peso en nuestras carreteras, la marca alemana no puede presumir de tener varios modelos entre los más vendidos, sino de centrar la inmensa mayoría de sus ventas en un único modelo.
El problema de base en este caso es que se trata del modelo más sencillo de la marca alemana, el Corsa, un utilitario que por mucho que sea toda la institución en nuestras carreteras no es que sea precisamente el modelo que más beneficios genere para la marca alemana.
No es casualidad entonces que en los últimos tiempos jóvenes de apostando por actualizar su catálogo con la llegada de nuevos modelos y con la llegada también de nuevas generaciones de algunas de sus mejores opciones.
Un buen ejemplo en este sentido es la nueva generación del Opel Grandland, un SUV que compite contra grandes hombres como es el caso del Nissan Qashqai, el Hyundai Tucson o el Kia Sportage y que llega de la mano de un diseño renovado y con una oferta que lo convierte en una opción tentadora.
Teniendo en cuenta todas las promociones actuales, la versión más sencilla de este modelo se queda justo por encima de los 32.000 euros, un precio que lo deja por encima de sus rivales directos pero que se justifica tanto el nivel tecnológico como a nivel mecánico.
Y es que llega con una mecánica micro híbrido de gasolina de 136 caballos de potencia asociado a una transmisión automática, un motor con potencia suficiente que a la vez es eficiente y que permite lucir la etiqueta ECO de la DGT, argumentos muy a su favor más allá de su renovada estética y de su buen equipamiento de serie.