El Dépor por fin sonríe
Ansiaba el Dépor regresar a su casa, a un Riazor con ganas de experimentar nueva sensaciones y renovadas ilusiones tras años de sufrimiento y un último descenso de difícil digestión. Entre andamios y ante un rival de aupa como el Sporting de Gijón, también candidato a regresar a LaLiga Santander dentro de 10 meses, los hombres de Natxo González disfrutaron de su primer partido de la temporada como locales. Para delicia de la hinchada, el resultado acabó siendo el deseado: una victoria in extremis conseguida gracias a un tanto en el último minuto del tiempo de descuento anotado por Pablo Marí.
El Deportivo apostó de inicio por un once con cinco caras nuevas respecto al que sumó un punto en Tenerife: Pablo Marí, Didier Moreno, Krohn-Dehli, Pedro Sánchez y Carlos Fernández comenzaron el choque sobre el verde en las plazas de Bóveda, Pedro Mosquera, Carles Gil, Quique González y Borja Valle respectivamente.
El dominio inicial corrió a cargo del conjunto coruñés, más intenso con y sin la pelota y capaz de poner en aprietos a Diego Mariño en sendos córneres ejecutados por Pedro Sánchez. El Sporting se limitaba a mover la pelota sin incurrir en riesgos y tratar de forzar el error local para salir con peligro al contragolpe.
Superados los primeros quince minutos, el encuentro bajó dos velocidades. Los asturianos enfriaron la contienda y al Dépor le costó reengancharse después de apretar en el comienzo.
La mejor oportunidad para el conjunto coruñés llegaría desde el punto de penalti: Cofie le rebañó el balón a Carlos Fernández en un lance dentro del área asturiana pero al mismo tiempo barrió al atacante sevillano. El colegiado Sagués Oscoz no dudó y señaló la infracción. Didier Moreno asumió la responsabilidad; sin embargo, su disparo, flojo y telegrafiado, encontró respuesta en los guantes de Diego Mariño.
Didier Moreno erró un penalti en el minuto 30
El cuadro herculino logró reponerse a la oportunidad desaprovechada por el centrocampista colombiano merced al buen hacer de Vicente Gómez. El canario, participativo y entonado con el balón en los pies, le dio sentido al juego entre líneas. El Dépor controlaba la pelota y se acercaba con cierto peligro, pero carecía de mordiente en la frontal para marcar diferencias y sufría su incapacidad para darle velocidad a la circulación del esférico. Así se llegaría al tiempo de descanso.
Tardaría solo un par de minutos el Deportivo en generar una ocasión muy clara, desaprovechada por Carlos Fernández. Los hombres de Natxo combinaron con criterio en el sector derecho del ataque hasta encontrar el momento exacto para colocar un centro al área que Carlo remató desviado.
No se le puede negar insistencia a este Dépor, sí eficacia en los últimos metros. De la pierna izquierda de Carlos Fernández saldría otro disparo venenoso que no encontró portería.
Baraja intentó buscar variantes en su banquillo y encontró una en Hernán Santana, sustituto de un inédito Álvaro Jiménez. Necesitaba algo más el Sporting para incomodar a un Deportivo protagonista en campo rival. Si los asturianos quisieron refrescar su ofensiva, Natxo no se quedó atrás: agotado Carlos Fernández, el técnico vasco dio entrada a Fede Cartabia.
Con el equipo volcado, Cofie cometió la torpeza de derribar a Domingos Duarte en la frontal y resultó expulsado. Once contra diez, el cuerpo técnico quemó todas las naves: retiró a Álex Bergantiños, situó a Vicente Gómez en el eje del centro del campo, reubicó a Krohn-Dehli en la izquierda y le dio galones a Carles Gil en la mediapunta.
Sin referencia clara en punta, al Deportivo le costó poner en aprietos a Diego Mariño en un tramo final del partido relativamente cómodo para el equipo visitante. Entonces, cuando se bajaba el telón en el estreno liguero en Riazor, Pablo Marí apareció en el área para garantizar los tres puntos. Certero, el central envió la pelota al fondo de la red para alegría de una afición entregada a sus futbolistas. Un cabezazo que engancha a todo el deportivismo.