El 4-3-3 como medicina
Natxo González se había mostrado permeable a la posibilidad de alterar su característico 4-4-2 en rombo a la luz de las dificultades por las que había pasado el Deportivo para verticalizar su juego durante los meses de diciembre y enero. Menos goles, menos puntería, menos ocasiones generadas, menos ideas con la pelota en los pies y más frustración componían un rompecabezas difícil de desentrañar para el cuerpo técnico. Frente al Albacete, el míster y sus ayudantes cambiaron la receta y el enfermo pareció no estarlo, todo un alivio a tenor de la trascendencia del choque entre candidatos al ascenso.
La disposición en 4-3-3 deshizo el atasco del conjunto coruñés en zonas intermedias y simplificó su fútbol de ataque. Al mejorar el comportamiento en campo contrario, el equipo se sintió más cómodo en fase defensiva. Por varias razones: las pérdidas se produjeron siempre más cerca del área rival que de la propia, el bloque se encontró muy a menudo en disposición de recuperar la posesión de la pelota durante los dos o tres segundos posteriores al primer pase del Albacete (¡ya era hora!) y la ocupación de las bandas por parte de Borja Valle y Fede Cartabia impidió el permanente dos contra uno al que los contrarios sometían a los laterales blanquiazules en jornadas anteriores.
Eliminado de la ecuación el mediapunta (del 4-4-2 en rombo al 4-3-3), la densidad de futbolistas en el centro del campo disminuyó y los interiores de Natxo supieron explotar los espacios con inteligencia. De partida, el míster vasco fijó a los extremos por fuera, aunque la posición de Valle resultó 'mentirosa' porque nunca se recostó tanto en la cal como Cartabia. El berciano buscó con continuidad el fuera-dentro, tratando de cargar la zona de remate cuando Fede, Simón y Edu se relacionaron por el sector derecho del ataque. El Dépor encontró armonía en su planteamiento y se apoyó en la finura de Expósito y Vicente en la circulación para acular al rival; también en la inspiración de Cartabia. El argentino marcó diferencias en el uno contra uno, pero no solo eso: además de driblar, Fede supo elegir cuándo debía buscar un segundo quiebro y cuándo lo más productivo pasaba por darle continuidad a la jugada soltando el balón en horizontal para, acto seguido, cambiar la orientación del juego hacia zonas menos saturadas.
La amplitud benefició al Dépor porque activó a sus motores en el centro del campo, encorsetados hasta el extremo en jornadas anteriores. Con Bergantiños incrustado como tercer central en salida de balón –la famosa lavolpiana, esta vez con Álex entre Domingos y Marí– y los laterales ganando altura, Edu y Vicente se escalonaron y manejaron el partido a su antojo. No se trata tanto del sistema como de su interpretación, aunque en este caso acabar con la sobrecarga de centrocampistas, demasiados en pocos metros entre los del Dépor y los del rival, ayudó a encontrar la ansiada fluidez.
El 4-3-3 admite varias lecturas. Por un lado, potencia claramente a Cartabia y aligera la exigencia a la que se sometía a los laterales, porque ahora ambos cuentan con una salida cómoda hacia delante (conexión con el extremo) y la ayuda de un socio cercano en labores defensivas; por el otro, abre un par de nuevos interrogantes: ¿tienen Edu y Vicente goles suficientes para sostener este sistema sin cargar toda la responsabilidad realizadora en la última línea? 'Tocado', sancionado o lesionado Cartabia –tranquilidad, solo se trata de un ejercicio de abstracción–, ¿cuenta esta plantilla con desequilibrio suficiente en posiciones exteriores? Y tercero: ¿dónde encaja Carlos Fernández? Sin lesiones de por medio, ¿está capacitado para llevar el peso como '9' referencia o es una función más adecuada para las características de Quique y Christian? Si la respuesta es "No", ¿podría el andaluz explotar toda su calidad acostado a una banda? Prescindir de tu punta más talentoso no parece aconsejable...
El equipo coruñés se adentra en un nuevo horizonte táctico sin olvidarse del pasado: "El rombo todavía nos va a dar alegrías", apuntó Natxo en sala de prensa. Aunque no sea este el día más oportuno para recordarlo, con esa disposición el Dépor practicó un fútbol convincente allá por el mes de septiembre.
