Edu Expósito: "El Deportivo es mi vida"
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Edu Expósito renueva y será parte de la plantilla profesional
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La renovación de Edu, muy cerca
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Debut amargo para Edu Expósito
Edu Expósito Jaén (1996, Barcelona) sueña con dejar huella en el Deportivo. El centrocampista catalán, uno de los pilares del Fabril, afronta sus últimos meses como jugador del filial antes de convertirse a todos los efectos en futbolista de la primera plantilla. Tras debutar en Primera bajo la tutela de Pepe Mel y renovar su contrato hasta 2022, Edu pretende devolver con creces toda la confianza depositada en él.
– ¿Qué recuerda de sus primeros pasos en el fútbol?
Empecé en el equipo de mi pueblo, en Cubelles (Barcelona). Mi hermano Rubén jugaba allí y yo desde muy pequeño quería ser portero. Iba a todos sus partidos vestido de arriba a abajo con la ropa de portero y me metía los guantes en el pantalón para ver si alguien en el descanso me chutaba. Desde el primer momento intenté que mi madre me apuntase al equipo, pero como cumplo años en agosto era demasiado pequeño para que me cogiesen. Acabé entrando en el club en prebenjamines y estuve allí hasta la última temporada de cadetes. Es curioso, porque a mí al principio me ponían de delantero. Como le daba bien con los pies, me decían que jugase arriba, y la verdad es que marcaba bastantes goles. Después ya pasé a hacerlo de centrocampista. Antes de empezar el primer año de juveniles me fui a Vilanova i la Geltrú, el segundo lo jugué en el Gavà y el tercero en la Damm. Después me vine al Deportivo.
– En la Damm lo entrenó Cristóbal Parralo y compartió vestuario con Lucas Viña, lateral izquierdo del Fabril. Los resultados fueron espectaculares.
Teníamos un grupo muy bueno y jugábamos prácticamente de memoria, acabamos la temporada 2014-15 de segundos, por detrás del Espanyol y por delante del Mallorca y del Barça. Dentro del campo nos ayudábamos mucho, todo el mundo sabía lo que tenía que hacer. Eso explica que consiguiésemos lo que acabamos logrando: llegar hasta los cuartos de final de la Copa del Rey juvenil, donde nos eliminó el Rayo Vallecano, que acabaría siendo el campeón.
– ¿Tiene la sensación de que la Damm es un vivero de jugadores (Sergio García, Curro Torres, Álvaro Vázquez, Toni Velamazán o Álex Fernández, entre otros muchos) no excesivamente conocido por el gran público fuera de Catalunya?
Es posible que sea así. La Damm es una muy buena escuela de formación donde aprendes mucho como futbolista y también como persona. En juveniles es un trampolín, porque su primer equipo es el juvenil de División de Honor. Ahí acabas. De hecho cuando finalizas tu último año de juvenil te regalan la camiseta que has usado, con tu nombre. Tengo algún compañero que después se fue al Málaga, otro se marchó al Valladolid, algunos nos vinimos al Deportivo... Recuerdo que aquel año todos estuvimos muy a gusto: tanto los jugadores entre nosotros como con los entrenadores y también con la secretaría técnica. Te tratan muy bien y te ponen todo tipo de facilidades para que te sientas cómodo y puedas dedicarte a jugar al fútbol. Es una gran familia.
– ¿Cómo se fraguó su fichaje por el Deportivo?
Vinieron a verme ojeadores del club y se pusieron en contacto conmigo. Estuvieron presentes en ese partido de ida contra el Rayo en Vallecas del que te hablaba [31 de mayo de 2015] e incluso hablamos allí. Les dije que lo mejor era esperar a acabar la Copa del Rey porque no quería descentrarme. Al finalizar la competición, lo retomamos. Tenía algunas ofertas para jugar en Segunda B, en equipos de la zona de Barcelona, pero para mí formar parte de un filial era una buena oportunidad y el Deportivo siempre fue la mejor opción.
– Una nueva vida en una ciudad distinta, pasar de competir contra futbolistas de su misma edad a hacerlo frente a equipos de la Tercera gallega... Notaría el cambio.
El salto principal es dejar tu casa, a tus hermanos y a tus amigos y empezar a vivir en una residencia [Hogar de Santa Margarita], porque yo nunca me había separado de mi familia. Al principio se me hizo difícil, pero dentro de mí algo me decía que tenía que intentarlo y esforzarme para conseguirlo. Es una situación distinta que te hace madurar mucho y muy rápido, pero siempre tuve claro que no podía dejar pasar ese tren.
– ¿Cómo lo ha gestionado su entorno?
Para ellos también ha sido un cambio muy brusco en poco tiempo: de jugar en el equipo de mi pueblo a hacerlo con el Dépor en Primera División. Ha pasado todo muy rápido. Mis amigos me dicen que me fije en lo que ya he conseguido y en todo lo que me queda por delante.
– Donde también ha habido movimiento desde que llegó al club es en el banquillo del Fabril. Primero trabajó con Manu Mosquera, luego con Cristóbal Parralo y ahora con Gustavo Munúa, ¿qué le ha aportado cada uno de ellos?
Aprendí mucho con Manu Mosquera y sus entrenamientos: siempre me insistía en que tenía que estar en movimiento, activo, concentrado, llegando de área a área para defender y atacar. De Cristóbal [Parralo] te diría que es un entrenador que intenta cuidar todos los detalles: en el Fabril trabajábamos hasta el posicionamiento en los saques de banda. Le da mucha importancia a la salida de balón, a la velocidad de circulación de la pelota y a las segundas jugadas, y a mí me insistía mucho en mandar, hablar y ordenar en todo momento a mis compañeros. Gustavo [Munúa] reitera continuamente que debemos presionar al contrario cuando llega a banda para que no pueda salir, incide mucho en ese trabajo intenso para que el rival no juegue cómodo.
– ¿Es Cristóbal el entrenador que más le ha marcado?
Pepe Mel me dio la oportunidad de debutar en Primera y le estoy muy agradecido, pero sí es cierto que Cristóbal me conoce muy bien: sabe lo que le puedo dar y yo sé lo que quiere de mí.
– ¿Cómo se define como futbolista? ¿En qué aspectos del juego tiene más margen de crecimiento?
Me veo como un jugador constante: quizá no te doy un diez pero siempre intento estar en un siete, y para mí eso es una virtud. Por mis condiciones, me gusta tener presencia en las dos áreas, aunque me siento más pivote y menos mediapunta. Y te diría que donde más margen de mejora tengo es sin balón, porque en defensa me cuesta un poquito más, pero también percibo que en eso he mejorado bastante en las últimas temporadas.
– Para seguir creciendo, ¿se fija en algún centrocampista en concreto?
Me fijo en Busquets, en Xavi, en Iniesta, y en cómo los tres protegen el balón. Cuando los ves, parece que el campo es muy grande y hay muchos espacios, pero en realidad no los hay. Ellos los crean y así todo resulta mucho más sencillo. Intento aprender de todos, también de mis rivales. Me fijo en jugadores de Primera, en la Premier...
- ¿Ese dominio del tiempo y el espacio se trae de serie o se entrena?
Algunas cosas se tienen y otras se entrenan. Mira lo que está consiguiendo Guardiola con Otamendi en el Manchester City: hace dos temporadas sufría cuando tenía que pasar la pelota y ahora la saca jugada desde su área y es capaz de filtrar balones entre líneas. O el Tottenham de Pochettino: es increíble verlos jugar, y mucho se entrena, como el golpeo de Eriksen a la pelota con las dos piernas o los movimientos de Kane y Son.
– Le apasiona el juego, ¿no es así?
Sí [ríe]. Cuando llega el sábado y no jugamos me pongo delante del televisor desde las cuatro de la tarde hasta las diez de la noche. Recuerdo también cómo siempre me quedaba en la grada cuando era pequeño e iba a los partidos de mi hermano. Con cinco años, yo no me movía de allí, no me iba con los demás niños a correr; quería fijarme en lo que pasaba en el partido, entenderlo.
– ¿El futbolista de élite corre el riesgo de perder la noción de la realidad? ¿Qué vestuario se encontró cuando comenzó a entrenar con la primera plantilla?
Todos los jugadores son personas iguales que tú, ganen más o menos dinero. Desde fuera parece que entras en una burbuja cuando pasas a formar parte de un vestuario de Primera, pero no es así. Unos son más humildes y otros menos, es lo normal, como en cualquier categoría o en otros ámbitos. La distancia muchas veces hace que lo veas distinto, pero a menudo el que te parece más 'crack' al final es el que mejor te trata cuando estás dentro. Además, uno tiende a pensar que el jugador vive en otro mundo, que no mira ni su cuenta corriente, y no es así: tienes que estar preparado para crearte una vida distinta cuando acabe tu carrera, o tienes que ir creándotela ya.
– En su caso particular, el club confía en su talento y en su progresión. En diciembre firmó un nuevo contrato hasta 2022 y desde junio será jugador del primer equipo a todos los efectos. ¿Siente una gran responsabilidad?
Confiaron en mí en el pasado y lo han vuelto a demostrar con la renovación, así que mi primera opción siempre ha sido, es y será el Dépor, porque es el equipo que me ha dado la primera oportunidad. Y soy perfectamente consciente de que no es fácil firmar a un futbolista que sale de juveniles cuando además lo tienes que traer de fuera. Agradezco la confianza y ahora me toca a mí demostrar que soy capaz de estar a la altura. El Deportivo es mi vida; aunque no lleve mucho tiempo aquí, lo siento así.
– Entonces su futuro pasa exclusivamente por A Coruña.
Sí. Quiero ser 'un Fran' en mi posición. Quiero jugar diez años en el Deportivo y convertirme en un emblema del club, no pienso en otra cosa. No quiero crecer en otro sitio ni irme a ningún lado. Lo tengo claro: por mi cabeza no pasa otra cosa que jugar muchos años en Primera División en el Deportivo.
– A día de hoy los resultados del primer equipo no están siendo los esperados.
Las expectativas eran más altas, es la realidad. La temporada está siendo complicada: ha habido un cambio de entrenador y también novedades en la secretaría técnica [la salida de Richard Barral]... Es un año muy movido, aunque yo confío plenamente en el grupo. Entiendo que se critique el rendimiento porque la gente sufre con el Deportivo y las cosas no están saliendo como todos esperábamos, pero necesitamos encontrar la confianza y el respaldo para salir adelante. Vayan bien o mal las cosas, sentir el apoyo es muy importante. Y vale tanto para el Deportivo como para el Fabril.
– Ya que menciona al Fabril, transcurridas 21 jornadas y habiendo firmado una primera vuelta excepcional, ¿se puede decir sin reparos que el objetivo del filial es disputar la fase de ascenso a Segunda División?
Nosotros vamos a intentar estar entre los cuatro primeros hasta el final. Para mí, después de la primera vuelta que hemos hecho, sería un fracaso quedar quintos o sextos. Queremos estar ahí arriba.
– ¿Qué tiene la Segunda B que no tenga la Tercera gallega?
Sobre todo ritmo. No pude estar en Fuenlabrada en el primer partido de liga pero me tocó jugar contra el Sanse en Abegondo en la segunda jornada y ahí ya lo noté. Ahora no te afecta tanto, pero al principio sí. Para mí la clave en el salto de categoría es la profesionalidad: en Tercera hay muy buen nivel, pero Segunda B es otro mundo. Físicamente los jugadores están mucho mejor y ganar fuera de casa te cuesta más. Se va a ver en la segunda vuelta cómo todo el mundo va a pasarlo mal para sacar puntos a domicilio.
– Para mantener esa buena línea, en esta segunda parte de la competición recuperarán a varios de los lesionados (Carlos López, Bicho o Luis Fernández) y además Ismael Díaz ha encajado bien en el grupo.
Sí. Ismael nos ha dado profundidad, tiene un muy buen uno contra uno y su llegada también provocó que los extremos y el delantero estén más exigidos, porque al final uno de los cuatro jugadores de ataque [Óscar Pinchi, Borja Galán, Uxío e Ismael Díaz] se tiene que quedar en el banquillo. Las lesiones nos han condicionado, y con él en el equipo aumentó la competencia interna, ahora todos tienen que apretar más. Ha tenido un pequeño problema [lesión de rodilla], pero nos va a aportar muchísimo de aquí al final de la temporada.
– Hablamos de otros lesionados, pero usted se ha perdido los dos últimos meses de competición por un problema en el tobillo.
Es verdad. La semana previa a jugar contra el Athletic [26 de noviembre] tuve alguna molestia, pero el partido lo afronté bien. Sin embargo, en un balón dividido choqué con Iñaki Williams y me volví a hacer daño en el tobillo. Mientras estás en el campo no te enteras porque tienes la adrenalina a tope. Conseguí recuperarme para jugar contra Las Palmas en Copa, pero en la vuelta al trabajo después del viaje no me sentía cómodo y hablé con el míster porque necesitaba parar. No esperaba estar fuera casi dos meses, pero tampoco quería forzar y arriesgarme a sufrir una lesión grave.
– ¿Había tenido antes algún problema físico de entidad?
En toda mi carrera solo he tenido una relativamente importante: una microrrotura en el aductor por la que estuve parado unas cinco o seis semanas el verano en el que Cristóbal llegó al Deportivo [2016]. En esa misma pretemporada me habían operado de una hernia inguinal y a los dos partidos que juego, me rompo. Por lo demás, hasta ahora nunca había tenido problemas físicos que me frenasen, y espero continuar así.
– La última. En el Fabril sobran jugadores lesionados, ¿y falta apostar de verdad por subir a compañeros suyos al primer equipo?
Yo siempre digo que lo único que le hace falta al jugador de la cantera es que le den la oportunidad. Todos los futbolistas que llegan a Primera División vienen del mismo sitio: de abajo. Ya sea de canteras españolas o extranjeras. En algún momento alguien les brindó la posibilidad de jugar al máximo nivel. Tener canteranos arriba siempre es provechoso, porque además del rendimiento deportivo, que es lo que se busca, puedes sacar un beneficio económico de la formación de tus propios jugadores si alguien viene a por ellos y se los lleva, y con eso puedes hacer una plantilla más competitiva. Es un buen negocio.