Hace unos días, el encuentro entre Independiente de Villa del Rosario y Santa Ana, considerado el clásico de la Liga de fútbol de Chajarí, en Entre Ríos, terminó con un fatal desenlace para uno de los jugadores.
Un futbolista del Santa Ana le propinó un puñetazo en los testículos a Martín Wallingre, el defensor que le estaba cubriendo en esa acción. A pesar del golpe, el agredido decidió seguir jugando, pero al cabo de unos días tuvo que someterse a una intervención quirúrgica de emergencia para extirparle un testículo.
Ante una situación de este tipo, los estudios de caso indican que la asistencia inmediata a un centro sanitario es fundamental para valorar el grado del traumatismo que tiene el paciente.
En este caso, el jugador hizo todo lo contrario ya que en lugar de abandonar el partido y recibir asistencia médica, continuó en el campo.
A pesar de que el el traumatismo testicular contuso es una lesión poco frecuente, en un caso publicado por Medicina Legal de Costa Rica apuntan que este tipo de lesión se presenta sobre todo en hombres jóvenes, a partir de la adolescencia, y ocurre cuando se produce el impacto violento de los testículos contra el arco púbico.
Tales traumas contusos pueden ocasionar diferentes lesiones tanto a nivel del tejido testicular como en las estructuras anexas que se asocian a esterilidad masculina a través de trastornos de la espermatogénesis, mecanismos autoinmunes o por lesión de los conductos post-testiculares.
Accidentes deportivos (50%), agresiones, caídas a horcajadas como por ejemplo en accidentes de tráfico (9-17%), contusiones directas y coces de caballos son las causas más comunes de los traumatismos testiculares.
Aunque sucede en la minoría de los casos, la rotura testicular es una complicación del traumatismo testicular. A pesar de que no es frecuente, es una patología que está infradiagnosticada, ya que muchos casos no se comunican por tratarse de traumatismos menores o por provocar una situación embarazosa, señalan en uno de los artículos de Archivos Españoles de Urología.
De hecho, insisten en que uno de los mayores problemas es "el retraso existente entre el momento del traumatismo y la consulta en el hospital, ya que tras un periodo de reposo, el paciente intenta volver a su vida normal".
De hecho, algunos investigadores evidencian que el retraso se traduce en una mayor tasa de orquiectomías -extirpación quirúrgica de forma total o parcial de uno o ambos testículos-.
Si existe un retraso de más de 72 horas, cuando se produce una rotura testicular, la tasa de salvación testicular se reduce del 90% al 30%.
Desde la Universidad Técnica de Babahoyo apuestan por el Proceso atención de enfermería. Este consiste en "reconocer los factores clave para el diagnóstico precoz de complicaciones que se puedan presentar antes, durante y después del proceso. De esta forma se pueden ejecutar las actividades con el personal del equipo de salud multidisciplinario de una forma rápida y oportuna".
Dolor testicular severo, edema -hinchazón-, equimosis escrotal -aumento de volumen y enrojecimiento- e inflamación dolorosa del testículo son los síntomas que suelen presentarse en una primera exploración física.
Aunque, desde el Hospital General Universitario Reina Sofía, apuntan que con la exploración física no suele ser concluyente, sino que se debe hacer uso de la ecografía. "El objetivo es descartar la patología escrotal urgente que requiera tratamiento quirúrgico inmediato".
En el caso de que sí que haya rotura testicular, y por ende, tratamiento quirúrgico se ha visto que si se realiza en las primeras 72 horas tras el traumatismo se consigue mantener la viabilidad testicular en el 80% de los casos.