El 19 de octubre es el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama. A día de hoy este tipo de cáncer es el más diagnosticado a nivel mundial, superando por primera vez al cáncer de pulmón, según los datos publicados en 2021 por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, tal y como refleja GEICAM (Fundación Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama).
Este año el objetivo que se pretende conseguir, y que así ha firmado el Consejo Superior de Deportes con el Grupo GEICAM, es el de "promover el deporte para la prevención del cáncer de mama y la mejora de los pacientes durante el proceso oncológico".
Concretamente en los pacientes con cáncer de mama, el principal objetivo que establece el grupo es el de reducir o prevenir los efectos adversos propios de los tratamientos oncológicos tales como la quimioterapia y radioterapia.
Un estudio reciente publicado en la Journal of the National Cancer Institute ha evidenciado esta cuestión. "Cumplir con las pautas mínimas de actividad física, tanto antes del diagnóstico como después del tratamiento, parece estar asociado con una reducción estadísticamente significativa de los riesgos de recurrencia y mortalidad entre los pacientes con cáncer de mama".
Aunque es importante dejar claro que el deporte no lo es todo, es decir, “No queremos que alguien piense, ‘Si hago suficiente ejercicio, el cáncer no volverá’ ”, señala una investigadora, especializada en el ejercicio y el cáncer, de la Facultad de Medicina de Penn State en el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.
El Grupo GEICAM ha reflejado los múltiples beneficios que tiene la actividad física en aquellos pacientes, normalmente mujeres, que están bajo un tratamiento oncológico por cáncer de mama.
Aunque están claras las ventajas que tiene el deporte en los pacientes con cáncer de mama, el Grupo GEICAM advierte que no todo vale, es decir, debe estar basado en evidencia científica, desarrollado y supervisado por un profesional y de acuerdo al principio de individualización para que este se adapte a su nivel y condición física.
GEICAM refleja que en 2008 un estudio mostró que "las mujeres activas tras el diagnóstico de un cáncer de mama, tenían un 67% menor riesgo de recaída y un 45% menor riesgo de muerte que aquellas que tenían un estilo de vida inactivo".
Debido a la dificultad que conlleva cambiar el estilo de vida, y más cuando se tiene un cáncer de mama y se sufren los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos, el grupo propone una serie de consejos para ir añadiendo progresivamente en la rutina.
En esta guía, además de estos consejos, facilita tablas de ejercicios dependiendo del estado de gravedad de cada paciente, localizado o avanzado, o de lo que se quiera entrenar, resistencia con o sin impacto, fuerza isométrica, con cargas...
Artículo súper interesante. Gran trabajo de investigación.