La vulvovaginitis candidiásica (VVC), coloquialmente conocida como candidiasis, es una infección vaginal causada por distintos tipos de hongos principalmente del género 'Cándida', de ahí su nombre, siendo en el 90% de los casos la 'Candida albicans'.
Tener dicho hongo en la mucosa vaginal no necesariamente condiciona al desarrollo de la enfermedad, de hecho es algo normal, apunta el Departamento de Salud de Nueva York. Al igual que la Cándida albicans también se puede encontrar en la boca o en el aparato gastrointestinal.
El problema surge cuando este hongo supera la cantidad adecuada y produce una inflamación. En ese momento es cuando se diagnostica la candidiasis, tal y como señala la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Aunque todavía hay cierto tabú sobre dicha patología, es necesario especificar que no es una enfermedad de transmisión sexual, teniendo en cuenta que se puede contraer sin tener relaciones sexuales, y es muy frecuente en las mujeres en edad reproductiva sobre todo los días previos a la menstruación, señala la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
De hecho esta sociedad cuantifica que "el 75% de las mujeres experimentan un episodio de vulvovaginitis sintomática a lo largo de su vida y el 40-50%, al menos, un segundo episodio".
Dependiendo del tipo de infección los síntomas y signos pueden variar. Entre los signos más comunes, es decir, lo que se ve, el protocolo de la SEGO destaca:
Respecto a los síntomas principales de la infección por hongos, estos son:
Aunque los síntomas enumerados en el apartado anterior son muy orientativos, es decir, los médicos son conocedores de estos al preguntar a la paciente, los signos también son muy importantes para evitar caer en un diagnóstico erróneo por lo que se debe hacer también una exploración minuciosa, advierte la SEGO.
La realización de pruebas complementarias como el cultivo vaginal suele emplearse para vulvovaginitis candidiásicas complicadas, es decir, para aquellas personas que presentan síntomas graves, suelen tener la infección a menudo por Cándida no albicans, pacientes inmunodeprimidas, embarazadas o diabéticas no controladas.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres presentan candidiasis no complicada ya que suelen desarrollarla de forma esporádica, con síntomas leves o moderados, producida por Cándida albicans y son capaces de dar una respuesta inmunitaria normal.
El principal objetivo del tratamiento es aliviar lo síntomas, por lo que es aconsejable que todas aquellas personas que tengan síntomas similares a los enumerados anteriormente acudan a su médico de atención primaria para que pueda diagnosticarle dicha enfermedad, en caso de que así sea, y le trate hasta hacer desaparecer dicho malestar.
La VVC no complicada suele desaparecer con tratamientos tópicos, es decir, cremas o comprimidos que se aplican dentro de la vagina, en una única dosis o dosis múltiples de tres a cinco días.
Aunque también se pueden tomar fármacos orales de corta duración, la SEGO recomienda que estos sean indicados para las mujeres con candidiasis recurrentes o persistentes.
Tanto la SEGO como el Departamento de Salud de Nueva York coinciden en que existen una serie de causas que aumentan el riesgo de padecer candidiasis. Algunas de estas situaciones son:
Teniendo en cuenta que durante el embarazo se produce un desequilibrio hormonal al haber más estrógenos y la inmunidad sufre modificaciones, la incidencia de la infección por hongos aumenta por lo que se las considera un VVC complicado y recomiendan realizar cultivos.
Asimismo la SEGO explica que el tratamiento en estas mujeres difiere un poco con el normal ya que debe evitarse la vía oral. En cuanto a los comprimidos vaginales se desaconseja el uso de aplicador en las últimas 4-6 semanas y se recomienda introducir el comprimido directamente con el dedo.
La candidiasis recurrente, también denominada recidivante, se entiende como aquella que se desarrolla cuatro o más veces al año, de los cuales tres no están asociados con el uso de antibióticos.
En este caso la SEGO "aconseja prolongar el tratamiento oral durante 14 días. En casos rebeldes se podría mantener un tratamiento de mantenimiento con la administración periódica durante 6-12 meses".
Aunque al principio del texto hemos reflejado que la candidiasis no es una enfermedad de transmisión sexual, sí que si la mujer con dicha patología mantiene relaciones sexuales vía oral o vaginal sin protección con otra persona puede transmitírsela; y esta a su vez a otra, advierten desde el Hospital Victoria Eugenia de Cruz Roja.