El cambio climático es una cuestión bien conocida por la mayoría de la población, sobre todo porque ya estamos siendo víctimas de sus efectos. Sin ir más lejos, hace unos meses, durante la celebración del US Open de Nueva York, el tenista Daniil Medvédev plasmó ante las cámaras la dificultad física para jugar el partido debido a las condiciones extremas que se registraron.
El calentamiento global, junto con el aumento del nivel del mar y los desastres naturales cada vez más asiduos y graves, son los principales indicadores de la gravedad del cambio climático así como de los efectos que estos van a provocar en la práctica deportiva.
Además cabe señalar que en julio de este año, Antonio Guterres, jefe de la Organización de las Naciones Unidas, alertó de que "la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global".
En otras palabras, este nuevo término, polémico entre los científicos, indica que las consecuencias del cambio climático ya están aquí y a partir de ahora van a ser cada vez más evidentes.
El aumento de las temperaturas es el efecto más evidente del cambio climático. De hecho, gran parte de la población ya es consciente de que durante los meses más calurosos entre las doce del mediodía y las cinco de la tarde se debe evitar salir a la calle a hacer deporte.
Los resultados indican que la temperatura, la humedad relativa y la duración de la luz solar afectará negativamente al senderismo en la mayoría de las ciudades, según un estudio publicado en la revista Current Issues in Tourism debido a que el cuerpo no es capaz de adaptarse fisiológicamente a las temperaturas extremas.
En el deporte de élite, el aumento de las temperaturas obligará a modificar los calendarios y horarios de las competiciones, advierte Guillaume Chevance, investigador y jefe del Grupo de eSalud en ISGlobal.
El Gran Premio de la Formula 1 de Qatar es un gran ejemplo para explicar cómo va a afectar el aumento de las temperaturas en las competiciones deportivas y los efectos que estas tienen en la salud de los pilotos.
Aunque las temperaturas extremas de Qatar no son producto del cambio climático, la Fórmula 1 se tuvo que adaptar a estas programando la carrera por la noche y aumentando el número de paradas obligatorias para hidratarse.
Aunque los desastres naturales, tales como inundaciones, tormentas de nieve, sequía..., no afectan directamente a la salud de los que practican deporte, sí que repercuten en estado de las instalaciones deportivas, explican en la revista médica Annals of Behavioral Medicine.
La magnitud de estas situaciones provocará que no se puedan disputar partidos porque el campo de fútbol o la pista de tenis se haya inundado o haya restricciones de agua que impidan mantener un campo practicable, ejemplifica el investigador de ISGlobal.
La contaminación del aire también trae y traerá consigo efectos directos en la práctica deportiva, sobre todo porque aquellas personas con problemas respiratorios y/o enfermedades crónicas y la población en edad avanzada tendrán severas complicaciones para practicar deporte por lo que comenzarán a ser sedentarias.
Esto a su vez supone que el índice de masa corporal de estos grupos aumentará provocando consecuencias graves en su salud, matiza Guillaume.
Además de todo lo mencionado anteriormente, el cambio climático también provocará un acortamiento de las estaciones del año más frías y un alargamientos de las calurosas.
Ante tal situación, el investigador advierte que no todos los deportes van a poderse ajustar a estos cambios. Un ejemplo claro son los deportes de invierno, como por ejemplo el esquí, teniendo en cuenta que "hace 10 años había nieve en altitudes bajas que ya no veremos".