La leche de avellanas, al igual que la leche de almendras, de soja..., es una bebida que ha ganado protagonismo en los últimos años. De hecho, a día de hoy ya puede comprarse en casi todos los supermercados.
A pesar de que se conoce por el nombre de 'leche de avellanas', en realidad no es leche ni debería llamarse así, sino bebida de avellanas, tal y como resolvió el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Esto se debe a que la 'leche vegetal' no es un lácteo porque ni es de origen animal ni contiene lactosa, por lo que llamar leche a la bebida vegetal podría confundir al consumidor, según la sentencia.
No obstante, es una buena opción para los intolerantes a la lactosa y veganos, teniendo en cuenta la gran cantidad de propiedades que tiene la avellana.
En rasgos generales, los frutos secos son alimentos muy energéticos y completos ya que aportan vitaminas, minerales, proteínas y ácidos grasos insaturados, aseguran desde el Equipo de Nutrición y Educación Alimentaria de Argentina.
Respecto al aporte vitamínico, el contenido de vitamina de E de estos frutos ayuda a que su grasa no se oxide ni se enrancie, apunta la Fundación Española de la Nutrición.
Esto significa que la avellana tiene potentes efectos antioxidantes, ralentizando el envejecimiento de las células.
También añade que "con sólo un puñado de avellanas se cubre el 44% de las recomendaciones diarias de esta vitamina".
Otra de las propiedades de la 'leche de avellanas' es su alto contenido en omega 9, un tipo de ácido graso monoinsaturado.
Este contribuye a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, teniendo en cuenta que la evidencia científica ha demostrado que las avellanas aumentan el nivel de colesterol HDL -colesterol bueno- y disminuyen el nivel de colesterol LDL -colesterol malo-.
Dicho proceso facilita la eliminación de las placas de grasa que se acumulan en las paredes arteriales, uno de los motivos que puede desembocar en ataques cardíacos o accidentes cardiovasculares.
En cuanto a su variado aporte vitamínico también destaca su contenido en folatos, un tipo de vitamina B necesario para la división celular en el organismo, producir ADN y otros tipos de material genético.
La cantidad de folatos que necesita el cuerpo depende de la edad y el contexto de este, concretamente las mujeres embarazadas son el grupo que más cantidad de folatos necesita consumir diariamente, seguida de las que amamantan, según el Instituto Nacional de la Salud dependiente de los Estados Unidos.
Las avellanas también se caracterizan por tener un porcentaje considerable de fibra, la cual facilitan el tránsito intestinal, previniendo o mejorando los síntomas relacionados con el estreñimiento y la formación de divertículos.
Algunos frutos secos, concretamente tanto las avellanas como las almendras, aportan una buena cantidad de calcio -fundamental para la estructura de los huesos-, según señala el equipo argentino de nutrición.
No obstante, no equivale al calcio que aportan los productos lácteos, teniendo en cuenta que el organismo no utiliza el 100% del calcio de los frutos secos, mientras que el de los lácteos sí.
A pesar de esto, para aquellas personas que no consumen lácteos por diversos motivos, la 'leche de avellanas' puede ser una importante fuente de dicho mineral. Aunque cabe señalar, que siempre que se consuma 'leche de avellanas' por el calcio que aporta, es recomendable mirar la etiqueta del valor nutricional ya que no todas contienen el mismo.
A diferencia de la 'leche' de soja o de almendras, la 'leche de avellanas' es una de las más azúcar tiene, por debajo de la de arroz y de la de avena. Ocurre lo mismo tanto con la sal y como con la grasa.
Esto significa que aunque no tiene porcentajes exagerados, la 'leche de avellanas' también destaca por su contenido en azúcar, sal y grasa por lo que se debe consumir con moderación.
Si en lugar de comprar el producto en un supermercado, prefieres prepararlo en casa, en ElDesmarque te proponemos la siguiente receta: