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Este es el motivo por el debes desayunar lácteos: mejora la saciedad y la concentración

Un desayuno rico en proteínas aumenta la concentración.
Escribo sobre salud entre médicos y deportistas

Siempre se nos ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día, pero no se ha incidido en el por qué. Sin embargo, un reciente estudio danés ha revelado que un desayuno rico en proteínas a base de lácteos y bajo en carbohidratos aumenta la sensación de saciedad y la concentración cognitiva antes de la comida.

La investigación analizó a 30 mujeres de entre 18 y 30 años con sobrepeso u obesidad durante tres días separados en los que consumieron de forma aleatoria un desayuno alto en proteínas y bajo en carbohidratos, otro bajo en proteínas y alto en carbohidratos y otro en el que no consumieron desayuno.

A medida que iban pasando los minutos hasta la hora de la comida -3 horas después del desayuno- iban tomándoles medidas de los valores que regulan el apetito. También les sometieron a una prueba de concentración cognitiva después del desayuno.

Omitir el desayuno se asocia con una subida de peso

Saltarse el desayuno es un hábito especialmente frecuente en la parte occidental del mundo, zona que coincide con las cifras más altas de obesidad y sobrepeso a nivel global.

Estudios anteriores asociaron el hecho de saltarse el desayuno con un mayor riesgo de aumento de peso y pérdida cognitiva. Especialmente, incorporar en la dieta proteínas, fibra y calcio se ha asociado con el hecho de prevenir el aumento de peso o inducir a la perdida de este.

Mismo contenido calórico, pero diferente efecto de saciedad

Los desayunos que tenían que consumir las participantes, exceptuando el día que tenían que suprimirlo, contenían la misma cantidad de energía, fibra, grasa y peso; lo único en lo que diferían era en la cantidad de proteínas y carbohidratos.

El desayuno rico en proteínas contaba con 300g de yogur escurrido “skyr” -un tipo de lácteo rico en proteínas- y 30g de avena, mientras que el rico en carbohidratos estaba formado por 60g de pan integral, 30 g de mermelada de frambuesa y 250 g de zumo de manzana. Ambos desayunos debían consumirse en 15 minutos y todos contaban con un vaso de agua, incluido el de ayunas.

Tres horas más tarde, en la comida se les dio a todas las participantes 1.200g de lasaña con 150ml de agua. A todas ellas se las indicó que comieran hasta estar saciadas.

Ante las grandes diferencias de saciedad, Mette Hansen, una de las autoras del estudio, expresó que "es intrigante que pueda haber una diferencia tan grande en el efecto de saciedad de dos comidas diferentes con el mismo contenido calórico. Si a las mujeres del proyecto se les hubiera permitido elegir ellas mismas el tamaño de la comida, es probable que hubieran consumido más comida y, por tanto, más calorías el día que les sirvieron pan y mermelada que el día que les dieron skyr y avena".

En cuanto a la prueba de concentración cognitiva también obtuvo mejores resultados 150 minutos después del el desayuno rico en proteínas y bajo en hidratos, en comparación con las otras dos opciones.

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