Las duchas o baños de agua fría son una práctica muy utilizada por muchos deportistas tales como futbolistas, corredores, ciclistas...de hecho, se les ha llegado a ver sumergiéndose en barreños llenos de hielo tras las competiciones o los entrenamientos. ¿Es una práctica beneficiosa, o por el contrario, contraindicada?
Diversos son los estudios que han puesto el foco en los efectos que tienen las duchas frías después de entrenar, y los resultados son muy dispares, sobre todo dependiendo del tipo de deporte y del objetivo que se quiera conseguir.
Antes de profundizar, es importante matizar que en esta pieza no se van a tratar los beneficios de las duchas frías en rasgos generales, sino aquellas que se toman después de un ejercicio físico.
Algunos estudios sí recomiendan a los atletas las duchas o baños de agua fría después del ejercicio físico. Una investigación publicada en la revista Medicine demostró que la inmersión en agua fría reduce la frecuencia cardiaca, la temperatura de la piel y atenúa la disminución de la oxigenación de los tejidos durante el ejercicio posterior.
Respecto a la percepción del dolor muscular, también se registró una reducción 24 horas después de la fatiga.
El matiz de estos resultados es que se encontró una evidencia significativa en los entrenamientos de resistencia de hasta 40 minutos, mientras que apenas hubo respuesta favorable en aquellos entrenamientos intermitentes o de corta duración.
Sin embargo, tras un entrenamiento de fuerza las duchas de agua fría están desaconsejadas indica el entrenador personal, @Dani_Trainer_, en su cuenta de X.
Este se basa en un artículo publicado en la Revista de Fisiología que demuestra que aplicar frío de forma externa y artificial reduce la inflamación que produce el cuerpo de forma natural, la cual no es dañina y además al adaptarse a esta se producen diversas mejoras.
Estas duchas "afectan por ejemplo a las ganancias de fuerza y masa muscular generadas en el entrenamiento", referencia el profesional.
Pedro, conocido en redes como El Anticulturista, también defiende esta idea. "Sólo debemos utilizar frío en aquellos casos donde el dolor no sea soportable, para no interferir en el propio proceso de reparación" debido a que "aplicar frío ralentiza el flujo sanguíneo y dificulta la recuperación, pero tiene un efecto analgésico y antiinflamatorio", explica en uno de sus artículos.
Daniel indica que no hay un número de horas estipulado, pero que si se tiene en cuenta que los efectos del entrenamiento duran varias horas lo mejor es darte el baño frío por la mañana si entrenas por la tarde.
Alternar el agua fría con la caliente mientras te duchas es un hábito que El Anticulturista sí que defiende, al ser una forma eficaz de estimular la recuperación.
"Aplicar calor ayudará a llevar sangre oxigenada y cargada de nutrientes a la zona, y una vez estos nutrientes hayan pasado a los tejidos, exposiciones cortas al frío vaciarán la zona de flujo sanguíneo mejorando el retorno", detalla.