Los remates de cabeza, los choques frontales entre jugadores, los golpes en la cabeza por un codazo o rodillazo e incluso las conmociones cerebrales son situaciones que no pasan desapercibidas durante un partido de fútbol y además, cada vez son más frecuentes.
Esta asiduidad preocupa a los neurólogos ya que se según los estudios, el 20% de los jugadores de deportes de contacto padecen, al menos, un episodio de daño cerebral traumático al año, con todas las consecuencias que esto conlleva.
De hecho, debido a esto, los futbolistas profesionales tienen 3,5 veces más riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa que el resto de la población y cinco veces más probabilidades de desarrollar Alzheimer, detalla en un comunicado la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Desde la SEN definen que el traumatismo craneoencefálico, o como ellos prefieren llamarlo, daño cerebral traumático, es causado por un golpe, una sacudida o un impacto en la cabeza.
Aunque no todos los golpes producen traumatismos, cuando sí lo hacen, dependiendo de la gravedad de este, pueden producir desde un breve cambio en el estado mental o la conciencia, hasta períodos más largos de inconsciencia o serios problemas cerebrales después de la lesión.
"En los últimos años, se han publicado diversos estudios centrados en analizar la evolución de la salud cerebral de jugadores profesionales de deportes de contacto que en el pasado sufrieron conmociones cerebrales, encontrando numerosa evidencia científica de la relación entre los traumatismos craneoencefálicos y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas en la madurez", comenta el Dr. Jesús Porta-Etessam, presidente de la SEN.
Aunque hace más de un siglo que se conoce la asociación del daño cerebral traumático con el desarrollo de encefalopatía traumática crónica -enfermedad neurodegenerativa que se produce, principalmente, por haber padecido lesiones cerebrales traumáticas repetitivas en el pasado-, más recientemente, son diversos los estudios que han señalado que el daño cerebral ocasionado por los golpes repetidos en la cabeza conlleva para los deportistas un riesgo superior de desarrollar a futuro otro tipo de demencias, como el Alzheimer, pero también otras enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Parkinson.
"Y eso no solo se ha visto en las disciplinas deportivas más agresivas, como boxeo, rugby, fútbol americano, hockey, artes marciales y lucha libre, sino también en otro tipo de deportes de contacto como puede ser el fútbol. Lo que ha llevado a que la International Football Association Board ya haya recomendado la prohibición de realizar cabezazos en el futbol infantil, por riesgo de lesiones cerebrales", señala el mismo.
Así, un estudio realizado entre futbolistas suecos recientemente señalaba que, salvo los porteros, los futbolistas tenían 1,5 veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa en comparación con la población general.
Otro estudio realizado en Escocia aumentaba esta cifra, señalando que los futbolistas profesionales tienen 3,5 veces más riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa que el resto de la población y cinco veces más probabilidades de desarrollar Alzheimer.
Cada año se producen en España más de 100.000 casos de daño cerebral traumático -la incidencia anual estimada es de más de 200 casos por cada 100.000 habitantes-, y aproximadamente el 75% de los casos se dan en menores de 35 años.
Aunque algo más del 60% de los casos de daño cerebral traumático, también llamados traumatismos craneoencefálicos, que se producen al año son debidos a accidentes de tráfico y a accidentes laborales, la SEN estima que al menos un 20% de los casos se deben a lesiones deportivas.
También, según esta, entre el 10% y el 20% de todas las lesiones deportivas que se producen cada año son traumatismos craneoencefálicos y alrededor de un 20% de los jugadores de deportes de contacto padecen, al menos, un episodio de daño cerebral traumático al año, siendo los deportes donde se encuentra una mayor incidencia de este tipo de lesiones el fútbol, el fútbol americano, el rugby, el hockey y el boxeo.
A pesar de estos recientes hallazgos, el presidente recalca que "la inactividad física es responsable del 6% de las muertes registradas en todo el mundo y es uno de los cuatro principales factores de riesgo de mortalidad. Además, entre las múltiples bondades de realizar ejercicio, está también su función protectora frente a enfermedades neurodegenerativas o cerebrovasculares, ya que evitar el sedentarismo puede suponer un retraso de 10 o más años en la aparición de las primeras manifestaciones clínicas de muchas enfermedades neurológicas".
No obstante, "aunque los beneficios de practicar deporte, tanto para la salud general como para la cerebral, siempre serán superiores a los posibles riesgos, es importante concienciar sobre la necesidad de prevenir los traumatismos de cabeza y aún más en la infancia y la adolescencia, donde el cerebro está en desarrollo", matiza el mismo.
"Esto es importante no sólo a la hora de hacer deporte, sino en general, a la hora de realizar cualquier tipo de actividad, donde la utilización sistemática del casco, del cinturón de seguridad u otros sistemas de seguridad pueden ser vitales para nuestra salud cerebral", concluye el neurólogo.