El caso de un belga que ha sido absuelto tras dar positivo en varios controles de alcoholemia ha causado un gran interés entre la población. La cosa no queda ahí, sino que el motivo por el que se ha librado de las multas por ir ebrio, al menos de momento, es porque padece el síndrome de la 'autocervecería'.
Aunque a priori esta afección puede resultar graciosa, la realidad de quienes lo padecen no es esa ya que sus actividades diarias están condicionadas a los efectos de dicho síndrome.
También se conoce como síndrome de fermentación intestinal, y como su nombre indica, este se caracteriza por la fermentación alcohólica que hacen los microorganismos del intestino cuando las personas afectadas consumen hidratos de carbono.
En otras palabras, "lo que ocurre es que los pacientes cuando digieren hidratos de carbono, los microorganismos que están en el intestino en vez de fermentarlos por la vía normal hacen una fermentación alcohólica, por tanto se produce alcohol en el intestino. A través de la pared intestinal pasa a la sangre, cuyo efecto es el mismo que como si se hubiera ingerido esta sustancia exógenamente", explica la Dra. Mayte Herráiz, directora del departamento digestivo de la Clínica Universidad de Navarra, en 'Todo es mentira'.
Aunque la doctora Herráiz ha tenido la suerte de tratar un caso, es una enfermedad muy poco frecuente, motivo por el que la falta de investigación se explica por sí sola.
Además, la poca visibilidad que se le da a esta enfermedad hace que el número de casos diagnosticados esté infravalorado ya que son muy pocos los profesionales que sopesan la posibilidad de que una persona tenga este problema. Sin ir más lejos, el belga que ha protagonizado el caso desconocía que padecía esta enfermedad.
La forma en la que Mayte Herráiz diagnosticó su caso fue determinando el volumen de alcohol, concretamente de etanol, que tenía esta persona en sangre tras haber ingerido una gran cantidad de hidratos de carbono. Además de medir los niveles en sangre, analizaron los de aire expirado con una dispositivo similar al que utilizan los agentes de la Guardia Civil en los controles de alcoholemia.
De esta forma observaron cómo a medida que el paciente digería los hidratos de carbono, los niveles de alcohol en sangre aumentaban a la par que también los hacían los de aire expirado. Esto es útil para que el paciente sepa con qué cantidades de hidratos de carbono se elevan sus niveles de etanol tanto en sangre como en aire para así no coger el coche.
Teniendo en cuenta que este aumento de etanol se produce cuando el paciente consume alimentos con hidratos de carbono, tales como pan, pasta, arroz e incluso fruta, el tratamiento básico es la modificación de la dieta, aumentado las proteínas y disminuyendo los hidratos de carbono hasta que desaparezcan los síntomas, detallan en un estudio americano.
Las terapias con medicamentos específicos para acabar con los microorganismos que producen esta fermentación alcohólica y los suplementos probióticos para equilibrar las bacterias en el tracto gastrointestinal también están dando buenos resultados.
La Dra. Herráiz concluye apuntando la utilidad del trasplante de microbiota fecal para "cambiar los microorganismos que tiene el paciente enfermo por unos sanos, para evitar así esta enfermedad".