En el año 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogaba el síndrome de burnout como un factor de riesgo laboral; a día de hoy está incluida en la 11.ª Revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) como un fenómeno ocupacional, pero no como una condición médica, pero, ¿en qué consiste exactamente el síndrome de burnout?
La Real Academia Nacional de Medicina de España traduce el burnout como síndrome de desgaste profesional y lo define así: "Síndrome psicológico causado por un cúmulo de circunstancias, como el estrés crónico, la sobrecarga profesional, los horarios excesivos, el agotamiento emocional y una insoportable sensación de falta de realización personal".
Aunque cualquier trabajador puede sufrir esta afección, el personal sanitario es una de las profesiones más expuestas a desarrollarla, junto con otras que conlleven una gran carga emocional y un fuerte compromiso personal. En esta lista también incluyen a los "deportistas de élite sometidos de forma prolongada a intensos entrenamientos y que no perciben la suficiente recompensa".
Son múltiples las causas que están relacionadas con el síndrome de burnout, entre ellas, la revista de 'Medicina Lega de Costa Rica' destaca las siguientes: aburrimiento y estrés, crisis en el desarrollo de la carrera profesional y pobres condiciones económicas, sobrecarga de trabajo y falta de estimulación, pobre orientación profesional y aislamiento, bajas expectativas de esfuerzo y altas expectativas de castigo, así como bajas expectativas para controlar los modos de conseguir refuerzos positivos en el desarrollo profesional.
Junto a esta larga lista, otro estudio evidencia que existen una serie de factores de riesgo que hacen que el trabajador sea más susceptible a desarrollarlo:
El cuadro clínico que caracteriza al síndrome de desgaste profesionales se divide en tres componentes:
Estas manifestaciones pueden presentarse de forma paulatina en diferentes épocas de la vida, las tres a la vez o de manera independiente y en el mismo trabajo o en otro diferente.
Negación, aislamiento, ansiedad, miedo, temor, depresión -es uno de los más frecuentes y peligrosos-, ira, adicciones, cambios de personalidad, culpabilidad, cargas excesivas de trabajo, cambios en los hábitos de higiene, arreglo personal y en la conducta alimentaria, pérdida o ganancia de peso exagerada, pérdida de la memoria y desorganización, dificultad para concentrarse o trastornos del sueño son algunas de las formas en las que se manifiesta el síndrome de desgaste profesional.
Dependiendo del grado de afectación, los estudios dividen a dicho síndrome en cuatro niveles: