Las carabelas portuguesas ya han llegado a las playas españolas, de hecho, ya han dado algún que otro susto a algún bañista. Estos tipos de medusas, denominadas con este término de forma errónea, son las más temidas por la población ya que en los casos más excepcionales su picadura puede provocar complicaciones como el coma o incluso la muerte.
La carabela portuguesa es una especie de sifonóforo -perteneciente a los cnidarios: corales, medusas, ascidias...- cuya forma es muy característica. La parte flotante de la carabela es alargada y en forma de vela y puede medir entre 15 y 30 centímetros, mientras que sus tentáculos pueden llegar a medir hasta 30 metros, aunque no suelen superar los 10-20 metros.
Se trata de una especie carnívora que se alimenta principalmente de crustáceos y larvas de peces. Desde Oceana, una organización internacional dedicada a la conservación de los océanos, explica que "su área principal de distribución son las aguas templadas del Atlántico, de ahí su nombre como “portuguesa”, aunque puede encontrarse ocasionalmente en otras latitudes más septentrionales".
En caso de picadura de una carabela portuguesa, lo primero que aconsejan es buscar atención médica de inmediato, especialmente si la picadura es a niños o a personas con patologías previas. Además, es conveniente aplicar frío, lavar la zona con agua salada -nunca con agua dulce- y proteger la zona afectada, en la medida de lo posible.
Para quitar los tentáculos, en caso de que se hayan quedado adheridos a la piel, "se recomienda empapar el área con una solución hecha de mitad agua y mitad vinagre durante unos 30 minutos, luego enjuagar el área y volver a empapar con más vinagre diluido al 50%", detalla la organización. A lo que añade que "se debe aplicar una crema que contenga un analgésico, un antihistamínico o un corticosteroide".
Aunque la picadura de una carabela portuguesa rara vez es mortal, sí que puede provocar una serie de síntomas más "alarmantes" que el resto de picaduras de otras medusas. "Dolor abdominal, pectoral y de cabeza, arritmias, espasmos musculares, entumecimiento y dolor de extremidades, debilidad generalizada, irritación en la zona afectada, rinorrea y lagrimeo, dificultad para deglutir o sudoración", son los síntomas que enumera Oceana.
Uno de los mitos más extendidos sobre la carabela portuguesa es que se trata de una medusa, cuando en realidad no lo es, al igual que "tampoco es verdad que proliferen únicamente en aguas templadas o calientes”, asegura Juan Diego López Arquillo, buzo científico e investigador de la Universidad Europea de Canarias.
No obstante, sí puntualiza que “es verdad que hay más especies que se reproducen más fácilmente en temperaturas más elevadas y por eso se ven más en el litoral mediterráneo, pero existen especies de cnidarios que se adaptan muy bien al frío y se encuentran con frecuencia en el Atlántico o el Cantábrico”.
Y por último, el mismo remarca que tanto las carabelas portuguesas como las medusas no pican sino que "los bañistas pueden rozar las células urticantes de sus tentáculos, conocidas como cnidocitos, y sufrir una irritación más o menos severa dependiendo de la especie y de la piel de cada persona".