Con la llegada del verano, y especialmente de los hábitos más característicos de esta época del año, como es tomar el sol, es importante recalcar que la exposición directa, sin protección alguna, no está aconsejada en ningún caso, y menos aún, en aquellas personas que toman de forma eventual o diaria una serie de fármacos que provocan adversidades en el organismo al exponerse al sol. Estos se denominan medicamentos fotosensibilizantes.
Existen 196 principios activos que pueden hacer que la piel se vuelva más sensible al sol los cuales están presentes en más de 4.000 medicamentos. "Entre ellos destacan los antiacneicos, anticonceptivos orales, antihistamínicos, antidepresivos, diuréticos, antiulcerosos, antiinflamatorios, benzodiacepinas, antidepresivos…", enumera Tomás Muret, el vocal nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Los efectos adversos de tomar el sol mientras se está bajo un tratamiento con medicamentos fotosensibilizantes aparecen principalmente en la piel. Entre los más frecuentes, el experto destaca los siguientes:
Las formas que tiene un paciente para saber si va a comenzar a tomar un medicamento fotosensibilizante son tres:
El farmacéutico advierte a ElDesmarque que la única cosa que no debe hacer una persona que toma fármacos fotosensibilizantes y se va a exponer de forma inevitable es abandonar el tratamiento de forma voluntaria.
Sin embargo, en este caso "deben protegerse adecuadamente utilizando ropa, sombrero o gorra, gafas de sol y aplicando fotoprotectores de amplio espectro con un SPF 50+. También pueden complementar con fotoprotección oral, siempre que no sea incompatible con su medicación actual", resuelve el mismo. No obstante añade que "lo más inteligente" es evitar la exposición solar.
Además de los fármacos fotosensibilizantes, el vocal diferencia otros medicamentos con lo que hay que tener especial cuidado: los fotosensibles y los termosensibles -no tienen por qué ser los mismos que los causan fotosensibilidad-. Ambos tipos "pueden degradarse, perder su efectividad e incluso producir subproductos tóxicos si no se almacenan correctamente" al darles el sol o verse sometidos a elevadas temperaturas.
Los primeros "suelen estar en frascos opacos, de cristal topacio o en blisters no transparentes para protegerlos de la exposición solar", mientras que con los segundos "los farmacéuticos siempre recomendamos no guardarlos en baños o cocinas, ya que son lugares propensos a cambios de temperatura significativos".
Tomás Muret pone el foco especialmente en las personas polimedicadas, "deben leer detenidamente el prospecto de cualquier medicamento que estén tomando y seguir las recomendaciones de almacenamiento para asegurar que los medicamentos mantengan su eficacia".