Este año, la primera ola de calor del verano ha llegado tardía, en comparación con los años anteriores cuando la primera se dio a finales de mayor y hubo dos en junio, pero no por ello hay que olvidar que los efectos negativos de las temperaturas extremas puedan afectar a la población general.
Tomando de ejemplo lo sucedido el año pasado -las urgencias tuvieron que atender a pacientes con golpes de calor y fallos multiorgánicos-, el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Lorenzo Armenteros, ha detallado a ElDesmarque los síntomas más habituales de una complicación en la salud a causa del calor, diferenciado la insolación, el golpe de calor y el estrés térmico.
Cae destacar que ninguna persona está exenta de sufrir estas afecciones, pero pone el foco en los más pequeños -menores de cuatro años-, los mayores, las personas con patologías crónicas -especialmente las se encuentren bajo tratamiento de diuréticos o hipotensores- y los que trabajan al aire libre.
La insolación se produce "por haber estado expuestos al sol durante mucho tiempo dando lugar a un trastorno como consecuencia de la elevación de la temperatura", explica Armenteros.
Como consecuencia, la piel puede enrojecerse -al día siguientes pueden aparecer quemaduras-, tener sensación de sed, presentar cefaleas, malestar general, agotamiento o temperatura corporal elevada. Aunque es la afección menos grave de las tres, no debe pasarse por alto porque puede evolucionar en un golpe de calor.
De forma resumida, el golpe de calor es el proceso agudo de una insolación y se produce cuando el cuerpo alcanza una temperatura muy elevada -40ºC o más- generando una serie de consecuencias: "mareos, malestar, náuseas, vómitos... y en algún caso, incluso hasta la pérdida de conciencia", enumera el médico de familia. A diferencia de la insolación, el golpe de calor "siempre es un proceso urgente y agudo que debe ser tratado desde el punto de vista médico", recalca el mismo.
En caso de percibir que una persona está sufriendo un golpe de calor es fundamental pedir ayuda médica o acudir a un centro sanitario lo antes posible; mientras que esto ocurre se le debe poner en una posición de seguridad de lado, quitarle la ropa, en la medida de lo posible, hidratarle y refrescarle de forma paulatina, es decir, con paños húmedos, para bajarle la temperatura. Armenteros recuerda que es contraproducente intentar bajar la temperatura con frío ya que "ese contraste de cambio de temperatura también puede ser muy grave".
Por el último, el estrés térmico se define como la carga de calor que una persona recibe y acumula en su cuerpo como resultado de la "interacción entre las condiciones ambientales del lugar, la actividad física que realiza y la ropa que lleva", define el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España.
El calor excesivo que incide en el cuerpo, junto con una falta de hidratación, una ropa inadecuada, e incluso un mal ajuste de la medicación, "va produciendo un desorden metabólico en el interior de nuestro organismo que puede dar lugar a alteraciones cardiacas, cerebrales y descompensaciones metabólicas que llevan a situaciones de gravedad", evidencia el portavoz de SEMG.
Este también añade que "si no hay una ingestión equilibrada entre lo que estamos perdiendo por el sudor y lo que estamos bebiendo, se produce una deshidratación más grave porque incluso podemos dejar de sudar. Esto significa que el mecanismo de la sudoración de nuestro organismo se anula incrementando el riesgo". A coalición de esta complicación, destaca la importancia de distinguir la sed de la hidratación "beber agua cuando tenemos sed es normal, pero hidratarnos es ingerir una cantidad líquido a lo largo del día con independencia que tengamos o no sed para mantener ese equilibrio".
Como recomendación, y aunque hay saber que saber actuar ante tales complicaciones, el tratamiento más efectivo es la prevención. "Muchas de las cosas que ocurren es por ser imprudentes y hacer cosas que no debíamos", concluye el médico de familia.