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Síndrome de la fatiga crónica o encefalomielitis miálgica severa: qué es, síntomas y tratamiento

Mujer tumbada en el sofá con gestos de cansancio (Fuente: Freepik)
Escribo sobre salud entre médicos y deportistas

Aunque un 25% de la población refiere haberse encontrado cansado o sin energía de forma crónica, la realidad es que tan sólo el 0,5% tiene diagnosticado el síndrome de la fatiga crónica, también llamado encefalomielitis miálgica. Esto significa que entre 120 mil personas y 200 mil padecen en España esta afección. Se trata de un "trastorno complejo y de causa desconocida que puede afectar de manera seria a la calidad de vida", define el Hospital Clínic de Barcelona. A pesar que se ha detectado en todas las edades, incluso en niños, principalmente afecta a personas en edades comprendidas entre 20 y 50 años con más prevalencia entre mujeres.

Muchos científicos centran sus esfuerzos en conocer la causa de este síndrome. Por el momento, se cree que "puede ser provocada por una combinación de factores físicos y psicológicos, entre los que están las infecciones virales o bacterianas, vivencias negativas o traumáticas recientes, estrés mental, depresión o deficiencias nutricionales", puntualiza el Hospital Universitario Vall d'Hebron.

Signos y síntomas de la fatiga crónica

El síntoma principal, tal y como su nombre indica, es la aparición de fatiga que limita una gran parte de las actividades físicas del día a día. Junto a este signo, el Clínic añade la dificultad para recordar hechos recientes y la sensación intensa de malestar, con síntomas parecidos a la gripe, cuando se realiza un mínimo sobreesfuerzo.

A veces, también aparecen otros síntomas como:

  • Dolor ósea y muscular en todo el cuerpo
  • Trastorno del sueño
  • Dolor de cabeza
  • Trastornos del estado de ánimo
  • Febrícula oscilante
  • Faringitis permanente
  • Ganglios inflamados
  • Sequedad de la piel y de las mucosas
  • Necesidad de ir a orinar a menudo
  • Inestabilidad motora y caídas frecuentes
  • Dificultad para mantener una estabilidad que se manifiesta con cambios de temperatura, percepción sensorial, tensión arterial baja o sudoración.
  • Disminución de la libido
  • Mayor sensibilidad a la exposición a factores ambientales físicos o químicos

¿Cómo se trata?

Al desconocerse la causa que provoca la enfermedad, no existe un tratamiento para el problema en sí mismo sino que este se centra en mejorar de forma parcial el impacto de la enfermedad, así como la calidad de vida de quienes lo sufren. Lo más eficaz es el tratamiento multidisciplinar continuado y personalizado.

Exceptuando la fatiga, el resto de síntomas pueden mejorarse con tratamiento farmacológico y no farmacológico, como por ejemplo:

  • Para el dolor intenso se suelen combinar los analgésicos de primera línea con los de segunda, para el insomnio la melatonina -evitando en la medida de lo posible las benzodiacepinas-
  • Para la sintomatología depresiva, los antidepresivos
  • Para las contracturas musculares se puede utilizar el magnesio o la ciclobenzaprina
  • Para la infección, los antibióticos son la vía más rápida
  • Para la afectación neurocognitiva "se ha propuesto utilizar ciclos de ácido fólico y vitamina B12 parenteral, con un grado bajo de efectividad"

Entre los tratamientos no farmacológicos, el Hospital Clínic destaca el ejercicio físico y el apoyo emocional.

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