Las siestas son un hábito que de pequeños odiamos, pero de mayores ansiamos. Aunque es algo bastante "español", ya están totalmente extendidas a nivel mundial, motivo por el cual son muchos los investigadores que han analizado sus pros y contras. El problema viene cuando se te va de las manos, es decir, cuando la siesta se convierte en un sueño profundo de horas; ante esta realidad estos también han puesto el foco en determinar cuál es el tiempo ideal que debe durar una siesta.
Después de comer, los ritmos circadianos tienden a sufrir una caída que afecta al estado de alerta por lo que es normal que nos entre sueño y necesitemos echar una cabezadita, es decir, una siesta. Desde la Sociedad Española del Sueño (SES) añaden también que "el reloj biológico central, hace que unas ocho horas tras el despertar se produzca un aumento de la somnolencia". Ante esta evidencia, la pregunta que muchos se hacen es si la siesta es la saludable o no y cuánto debe durar para que no afecte al sueño nocturno.
Para algunas personas las siestas pueden ayudarles a mejorar ese estado de alerta, especialmente las que no duermen lo suficiente por las noches. Desde la Universidad Virginia Commonwealth, la profesora adjunta del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades y Ciencias, Natalie Dautovich, apunta que "puede tener beneficios a corto plazo para la energía, el funcionamiento cognitivo y la creatividad".
La SES indica que "las siestas de corta duración potencian la alerta y mejoran el rendimiento cognitivo", sobre todo se aprecia una evidencia clara en jóvenes estudiantes, ancianos y trabajadores a turnos. Sin embargo, no todos los estudios opinan lo mismo, de hecho, un metaanálisis evidenció "una asociación estadística entre las personas que duermen habitualmente la siesta y un ligero aumento de la mortalidad por todas las causas, así como en la incidencia de diferentes patologías, como la apnea obstructiva del sueño, la resistencia a la insulina, diabetes e hígado graso, entre otras", especialmente esta asociación se apreció entre las personas que dormían más de 60 minutos.
No obstante, "una explicación alternativa es que los individuos con alteraciones en su sueño nocturno, como aquellos con apnea obstructiva del sueño, diabetes, hipertensión o depresión, sentirían una mayor somnolencia diurna y dormirían siestas más largas y frecuentes que los sujetos sanos", argumentan desde la SES.
El tiempo que debe durar una siesta, según recomiendan los expertos, no debe superar la media hora. A priori esto puede suponer un problema para aquellas personas a las que les cuesta conciliar el sueño, sin embargo, hacerlo en un lugar tranquilo, fresco y oscuro ayuda, así como también lo hace el hecho de que se convierta en una rutina, es decir, en un comportamiento aprendido ya que "tu cuerpo puede anticipar la siesta y aprende a conciliar el sueño rápidamente".
No obstante, los efectos de la siesta no son iguales para todas las personas ya que depende del tipo de cronotipo que tengan. Aunque la SES también recomienda "limitar la siesta a un máximo de 20-30 min tras la comida", en el caso de las personas que tengo un sueño nocturno deficiente sí aconsejan "dormir durante unos 90 min seguidos, para despertar al final de un ciclo completo de sueño", así como también argumentan que deben evitarlas aquellas personas a las que esta les perturbe el sueño nocturno.