Illia Golem, conocido como 'The Mutant' por su monstruoso cuerpo, ha muerto a los 36 años de forma repentina. Su fallecimiento ha dejado desolado al mundo del culturismo, ya que a pesar de que no competía de forma profesional, su cuerpo era uno de los más impactantes del mundo y era muy admirado en el gremio por sus voluminosas dimensiones, medía 1,85 metros y llegó a pesar 165 kilos. Aunque no han dado detalles a cerca de la causa de la muerte, expertos del mundo del culturismo barajan diferentes hipótesis.
Sus hábitos no eran precisamente saludables, de hecho, todo lo que se lleva al extremo deja de serlo -en esta afirmación también se incluyen los deportes de élite-. El consumo de anabolizantes es una de las hipótesis que se barajan, pero otros también apuntan a su abismal dieta de 16.500 calorías diarias, según Men's Health.
El año pasado, el propio Illia Golem explicó detalladamente en su canal de YouTube la dieta que seguía para poder ingerir 16.500 calorías diarias, la cual se estructuraba de la siguiente forma:
Teniendo en cuenta las monstruosas cantidades de comida que ingería diariamente, se veía obligado a inyectarse "50 unidades de insulina" para poder metabolizarlas; una práctica muy peligrosa que podía ocasionarle la muerte, cuestión que él mismo era consciente de ello y así lo dejaba claro en sus vídeos.
Aunque a la población general lo que más le sorprendía de la dieta de Illia Golem era su número de calorías, a los expertos en la materia les asustaba más el porcentaje de proteínas ya que "excede la cantidad recomendada estratosféricamente", explicaba Jorge Gómez, miembro de la Federación Española de Entrenadores Personales y Fitness (FEEPYF) y culturista natural a ElDesmarque. El hecho de consumir más proteínas de las necesarias de forma habitual "puede provocar daños en los riñones y en el hígado ya que si no se utilizan", añadía el mismo.
Las grandes cantidades de carne roja también son otro punto de riesgo a tratar, ya que "el consumo elevado de carnes rojas, procesadas y sin procesar, se asocia con un mayor riesgo de mortalidad prematura y mortalidad específica por cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, diabetes tipo 2, infecciones, enfermedad renal, enfermedad hepática", apunta una investigación del National Institute of Health de Estados Unidos.
Por último, la cantidad de sal con las que acompañaba sus comidas también suponía "un factor de riesgo para desarrollar hipertensión arterial, problemas en el corazón -insuficiencia cardiaca, infartos-, hemorragias cerebrovasculares, daño en riñones que llevan a la insuficiencia renal e incluso la posibilidad de presentar cáncer gástrico o colorrectal, entre otros", según el Instituto Mexicano Del Seguro Social.