En ocasiones, el dolor puede convertirse en algo incapacitante y los pacientes con dolor neuropático crónico lo saben de sobra. De hecho, el sufrimiento de algunas personas es tal que hasta se autolesionan, e incluso, se plantean quitarse la vida. Sin embargo, esta situación parece que tiene los días contados ya que en algunos hospitales, entre ellos el Hospital del Mar de Barcelona, han comenzado a realizar una intervención pionera cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
A finales del año 2022, este hospital trataba por primera vez en toda la comunidad a un paciente que se quedó parapléjico en 2018 y que desde entonces sufría un dolor invalidante no provocado directamente por su patología física. Debido a que ninguno de los tratamientos para abordar el dolor le había funcionado a dicho paciente, se decantaron por esta técnica pionera, también conocida como 'cirugía del sufrimiento'.
"El objetivo de esta cirugía es ir al componente afectivo del dolor", explica Gloria Villalba, coordinadora del Servicio de Neurocirugía del Hospital del Mar. "El dolor tiene dos componentes: el nociceptivo, es decir, el de me duele aquí y me duele mucho; y el componente afectivo y emocional que es como yo interpreto este dolor", añade la misma.
La intervención en cuestión consiste en la colocación de electrodos en el cíngulo -tanto en el lado derecho como en el izquierdo- que es un área del cerebro que gestiona la dimensión afectiva del dolor neuropático y modula y procesa las emociones de la persona. Cabe dejar claro que esta técnica no actúa sobre la intensidad del dolor, sino sobre cómo afecta el dolor en la vida del paciente.
"Es muy importante para el paciente que entienda la expectativa real de esta cirugía, porque si le vamos a preguntar al paciente del 1 al 10 cuánto le duele, el dolor será el mismo antes y después de la cirugía, es decir, 10; lo que vamos a cambiar es la interpretación de ese 10. Cuando le preguntemos por ese 10 esperamos que sea indiferente, que pueda hacer una vida mejor que la que hacía con dolor, pero sin prestarle demasiada atención", continúa explicando la misma.
Aunque todo parece indicar que se trata de una técnica muy prometedora, aún queda mucha investigación por delante para evidenciar la verdadera eficacia de dicha intervención. De hecho, en un artículo de ElPaís matizan que los resultados sobre su efecto son muy variables, "en un 40% de los casos no se consigue mejoría y las guías europeas aún recomiendan su uso solo como última alternativa".
La intervención en sí misma es de alta complejidad técnica, pero de bajo riesgo de complicaciones, "pero hemos de ser prudentes y esperar a largo plazo para ver cómo mantiene esta eficacia e incluso si la mejora. El resultado no es inmediato, tenemos que esperar semanas o meses para ver cómo va afectando a la vida del paciente", concluye la neurocirujana Villalba.
El Hospital del Mar diferencia tres tipos de dolor: el dolor 'a secas', el dolor crónico y el dolor neuropático. El primero lo define como "una señal de advertencia que indica que algo está mal y puede variar en intensidad, duración y tipo de sensación", el segundo es "aquel que persiste durante un periodo prolongado, generalmente más de tres meses, y puede continuar incluso después de que la lesión inicial haya sanada" y por último, el dolor neuropático lo define como "un tipo de dolor crónico que afecta al sistema nervioso periférico o central".
Dentro del dolor neuropático se encuentra el 'Central' que es el que, como su nombre indica, "involucra el sistema nervioso central, que incluye la médula espinal y el cerebro" y el 'Periférico' afecta a los nervios que "conectan los órganos y tejidos del cuerpo con la médula espinal y el cerebro".