El mundo de la nutrición está en auge, y es que cada vez son más los estudios que evidencian el poder de la alimentación en la calidad de vida, el rendimiento deportivo y la prevención de lesiones. Muchos son los que apuestan por dietas "poco comunes" como es el caso de Marcos Llorente que sigue la dieta paleolítica o Robert Lewandowski que toma el postre antes que el plato principal. Pese a todas estas tendencias, hay una que no pasa de moda y es la dieta mediterránea.
Se trata de uno de los tipos de alimentación que mayor evidencia científica presenta en cuanto a los beneficios en la salud humana, cuya investigación a día de hoy, tanto en el rol preventivo como en el tratamiento de diversas patologías, sigue siendo de gran interés. Con motivo del Día Mundial de la Dieta Mediterránea, que se celebra cada 13 de noviembre, en ElDesmarque queremos explicar por qué esta alimentación es tan beneficiosa, según la ciencia.
Antes de profundizar en los beneficios, y aunque es una dieta conocida por la población, la Fundación Dieta Mediterránea detalla en qué consiste y qué productos conforman este tipo de alimentación. El producto que caracteriza a esta dieta es el aceite de oliva-principal grasa de adición- que impacta de forma positiva en la salud cardiovascular y en la prevención de la diabetes.
Las verduras, hortalizas, frutas y legumbres forman la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra, los lácteos como fuente de proteínas, junto con la carne -sobre todo no abusar de la roja- y los huevos -con moderación- El consumo diario de pasta, arroz y cereales son indispensables para el aporte de hidratos de carbono y el pescado azul para cubrir el aporte de grasas saludables.
El estudio 'Evidencia actual sobre los beneficios de la dieta mediterránea en salud' publicada en la 'Revista médica de Chile' recopila todos los beneficios que presenta este tipo de alimentación en la salud humana. "El estilo de alimentación mediterráneo ha demostrado, con amplia solvencia científica, por asociación o intervención, generar numerosos beneficios en la prevención y tratamiento de diferentes tipos de condiciones de riesgo y/o patologías crónicas", es una de las principales conclusiones.
Diversas investigaciones han comprobado que esta dieta reduce el riesgo de padecer algunos cánceres, concretamente el de colon, endometrio, mama y próstata, también mejora o previene otros aspectos.
El "alto consumo de frutas, verduras y cereales integrales, la baja ingesta de carnes rojas, carbohidratos refinados y grasas saturadas, junto con el elevado consumo de aceite de oliva" son algunos de los productos responsables de dicha protección.
Varios alimentos que forman parte de la dieta mediterránea, entre ellos el aceite de oliva, "han demostrado beneficios en el control de los mecanismos fisiopatológicos involucrados en el hígado graso y la esteatohepatitis no alcohólica". No obstante, aunque atenúa la progresión del hígado graso no alcohólico, no contribuye a la prevención de esta patología en pacientes en riesgo".
Asimismo, la adherencia a este tipo de alimentación "se correlaciona con una reducción significativa del 10% en la incidencia o mortalidad cardiovascular".
La mayor adherencia a la dieta mediterránea se asocia con una menor incidencia de la diabetes, "así como un mejor control metabólico y mortalidad total en este grupo de pacientes".
Los principales alimentos que están vinculados con dicho efecto protector son: ingesta moderada de alcohol, elevado consumo de cereales y verduras y baja ingesta de lácteos y carnes.
En cuanto al impacto en las enfermedades neurodegenerativas, las investigaciones han demostrado que disminuye "la incidencia de enfermedades como Alzheimer y Parkinson" y presenta "un rol beneficioso frente al deterioro cognitivo leve asociado al envejecimiento".
Se apuesta a que "el efecto antiinflamatorio y antioxidante proveniente de la combinación de alimentos recomendados por la dieta mediterránea" es, en parte, "el responsable de los beneficios observados en patologías neurodegenerativas".