Tercer fin de semana que los municipios valencianos arrasados por la DANA se llenan de voluntarios de cualquier parte del país para ayudar en las tareas de limpieza y desescombro de calles, casas, garajes... Aunque ya han pasado dieciocho días desde que ocurrió la fatal catástrofe, son muchas las zonas que siguen como el primer día.
Los medios de comunicación y las redes sociales son las principales vías por las que la población es conocedora de los destrozos que ocasionó el temporal, pese a que, tal y como aseguran los voluntarios y los propios afectados, tan solo muestren una mínima parte de cómo está realmente todo aquello.
Desde el minuto uno, todo el mundo se ha volcado con los afectados, bien de forma directa -acudiendo a las zonas arrasadas- o donando alimentos, productos de limpieza, ropa, material escolar... sin embargo, para algunas personas el impacto de estas imágenes no sólo le ha generado la necesidad de colaborar, sino también le ha provocado cuadros de ansiedad y estrés.
La neuropsicóloga clínica, Alba García, ha explicado a ElDesmarque que este fenómeno no es algo extraño, de hecho, en el mundo de la psicología se conoce como "estrés mediático" o "trauma vicario a través de los medios".
"Para el público general, aunque no esté directamente expuesto, la cobertura constante de una tragedia en los medios y redes sociales puede generar ansiedad y estrés", explica la profesional. Algunos de los síntomas más comunes que presentan las personas en este estado mental son:
Los niveles de estrés y ansiedad por la sobreexposición a imágenes dantescas de situación como la DANA se puede reducir de diversas formas. En primer lugar, limitando el consumo de noticias y evitando exposiciones continuas.
Además, "es importante mantener una visión crítica de los medios, entendiendo que la cobertura constante es parte de la dinámica mediática" y por último "fomentar el apoyo social y hablar de lo que se siente ayuda a liberar la tensión emocional".
Aunque este suceso irá perdiendo peso en los medios y en las redes sociales con el paso del tiempo, en la memoria de muchas personas seguirá vivo, especialmente en la de los afectados y los voluntarios.
En el caso de los que han perdido familiares, conocidos e incluso bienes materiales el bloqueo mental, el estado de shock y la incertidumbre no son los únicos efectos psicológicos con los que tienen que lidiar, sino que, a largo plazo, dejarán paso al duelo, el sentimiento de culpa o el estrés postraumático.
Por otro lado, los voluntarios y los cuerpos de emergencias que han sido desplazados hasta allí también podrán desarrollar síntomas de estrés postraumático secundario.