Esta semana, el uso de móviles y de otras pantallas durante la infancia ha dado mucho de qué hablar. ¿El motivo? La presentación de un informe ante el Consejo de Ministros, que había sido previamente solicitado por el Ministerio de Juventud e Infancia, elaborado por un comité de 50 expertos en el que han detallado los efectos de estos dispositivos en los menores y una serie de medidas para hacer un uso saludable.
Aunque no son muchos los años que llevan estos aparatos en nuestras vidas, los expertos ya se han dado cuenta de los problemas que acarrean su presencia en la infancia; y es que dar un móvil a un niño menor de seis años para que deje de llorar o se quede dormido más fácilmente, es una práctica que cada vez es más frecuente.
A priori, la adicción al móvil es unos de los efectos secundarios que más miedo puede dar a los padres, sin embargo, esto no es lo único que puede ocurrir. En ElDesmarque hemos contactado con la neuropsicóloga clínica, Alba García, para conocer hasta qué punto las pantallas pueden modificar el desarrollo y alterar los comportamientos de los más pequeños.
Uno de los primeros problemas que evidencia la experta en adicción a las nuevas tecnologías es la alteración del desarrollo cognitivo, puesto que "el acceso constante a estímulos rápidos puede dificultar el desarrollo de habilidades de atención sostenida" por lo que se reduce la capacidad de atención y concentración.
Siguiendo esta línea, "el uso excesivo de dispositivos puede limitar la exploración creativa y las experiencias prácticas necesarias para el desarrollo cognitivo", provocando una mayor dificultad para resolver problemas y desarrollar un pensamiento crítico.
Muchos niños y niñas utilizan el móvil para comunicarse a través de redes sociales y otras plataformas, sin embargo, esta práctica no favorece a las habilidades sociales en el cara a cara y puede provocar dificultades a la hora de interpretar gestos y señales no verbales.
El tercer punto que indica Alba García es el impacto emocional, puesto que ha entrado en escena un nuevo tipo de acoso, el ciberbullying que, junto a la comparación constante con las publicaciones de influencers, presenta una clara relación con el aumento de casos de ansiedad y depresión en esta franja de edad.
Además de las alteraciones en el desarrollo cognitivo y a nivel emocional, estos dispositivos han provocado un cambio de hábitos, los cuales conllevan riesgos en su salud a corto y largo plazo. El hecho de priorizar el estar con el móvil, en lugar de hacer deporte ha incrementado las cifras de sobrepeso y obesidad infantil, fatiga visuales y problemas posturales.
Teniendo en cuenta que muchos de los juegos de los móviles y otras pantallas permiten conectarse entre varias personas, se está creando una "dependencia a las aplicaciones y a los juegos estructurados, en lugar de apostar por las actividades imaginativas espontáneas".
Asimismo se está perdiendo el ir al parque para saltar a la comba, jugar al escondite, patinar, echar un partido de fútbol... "juegos tradicionales y creativos, que son cruciales para el desarrollo social, físico y emocional", concluye la profesional.