La demencia "es un término que engloba varias enfermedades que afectan a la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas", define la Organización Mundial de la Salud. En España, es la primera causa de muerte en mujeres y la cuarta en hombres, según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística.
El número de personas que sufre dicho trastorno mental y de comportamiento no deja aumentar, en parte por el incremento de la esperanza de vida, una cifra que la OMS sitúa en 55 millones de personas en todo el mundo y casi 10 millones de nuevos casos cada año.
A pesar de estos datos tan abrumadores, la Sociedad Española de Neurología (SEN) cree que existe un "alto infradiagnóstico", especialmente de los casos que aún son leves, "más del 50% están sin diagnosticar".
Si bien la edad y el sexo son factores de riesgo de demencia que no se pueden evitar ni modificar, existen otros tantos que sí se pueden prevenir. Un estudio 'The Lancet' considera que "alrededor del 45% de los casos de demencia son potencialmente prevenibles abordando 14 factores de riesgo modificables en diferentes etapas durante el curso de la vida".
Aunque puede parecer un sinsentido, el nivel de estudios, especialmente el adquirido en las primeras etapas de la vida, influye en el posible desarrollo de demencia en el futuro.
Se ha visto que "las personas con más estudios tienen un 5% menos de riesgo de demencia gracias a la estimulación cognitiva", se trata del "único factor de riesgo que se puede prevenir en la niñez y adolescencia", apunta el Hospital Clínic de Barcelona haciendo referencia a ese mismo estudio.
Se estima que el "20% de la población mundial tiene pérdida auditiva", afección que si no se trata, por ejemplo con audífonos, el riesgo de demencia aumenta "por cada disminución de 10 decibelios en la capacidad auditiva".
La hipertensión es una afección crónica en la que los vasos sanguíneos se encuentran a una presión más elevada de lo normal, de forma que cuanto más alta es la tensión arterial, más difícil le resulta al corazón bombear la sangre.
Muchas de las personas que lo padecen toman una pastilla diaria, además de tener que llevar una vida saludable. A partir de los 40 años, tener una presión arterial alta "incrementa un 2% el riesgo de demencia".
Fumar es un hábito que aumenta el riesgo de padecer múltiples enfermedades, y uno de ellas es la demencia, concretamente ser fumador durante muchos años "se asocia con el 2% de los casos de demencia".
La diabetes "eleva un 2% el riesgo de demencia", especialmente si no se controla como es debido ni se lleva una vida saludable. Algunas investigaciones apuntan que "un exceso de glucosa podría provocar una rápida producción de beta-amiloides", las cuales se han visto implicadas en el desarrollo del tipo de demencia más común, el Alzheimer.
La OMS ya reconoce la obesidad como una enfermedad crónica, y es que la incidencia de esta, especialmente en los países más desarrollados, es alarmante. Al igual que ocurre con el tabaco, este exceso de grasa corporal alargado en el tiempo provoca un clima ideal para desarrollar enfermedades como diabetes e hipertensión, factores de riesgo de la demencia.
En este caso, la depresión puede ser tanto una causa como una consecuencia. "Se cree puede influir al reducir el autocuidado y el contacto social, o mediante mecanismos biológicos como la inflamación y el estrés en el cerebro", apunta el hospital, y aumenta un 3% el riesgo de desarrollarla.
La falta de ejercicio físico también aumenta un 2% el riesgo de sufrir demencia, pues el sedentarismo empeora el flujo sanguíneo y la inflamación, clave en la protección del cerebro.
El estudio considera el 'consumo excesivo de alcohol' cuando se beben más de 21 unidades semanales, lo que "incrementa un 1% el riesgo de demencia". Asimismo, el hecho de perder la conciencia por consumir alcohol aumenta este riesgo.
Los golpes en la cabeza, habituales en deportes de combate, artes marciales o fútbol, aumentan un 3% el riesgo de demencia; de hecho, uno de los tipos de demencia que sufren algunos exfutbolistas profesionales es la encefalopatía traumática crónica.
Hay estudios que han descubierto una asociación entre una exposición a la contaminación del aire, especialmente del tráfico, y la enfermedad del Alzhéimer. Se observó que la exposición aumentaba la probabilidad de tener altas concentraciones de placas amiloides, un depósito anormal de proteínas en el cerebro que se asocia con la enfermedad de Alzheimer.
"La falta de contacto social frecuente se asocia con 5% más de riesgo de demencia. La interacción social favorece la reserva cognitiva, fomenta hábitos saludables y reduce el estrés y la inflamación", desarrolla el Clínic.
Tener los niveles de colesterol LDL, popularmente conocido como 'colesterol malo', altos en la mediana edad, "contribuye al 7% de los casos de demencia"; el ejercicio físico es un gran aliado para reducirlo.
Este es el último de los factores de riesgo que, junto con el colesterol LDL alto, se ha añadido en la última revisión de 'The Lancet' para prevenir la demencia; y es que los problemas visuales contribuyen al 2% de los casos de demencia, siendo las cataratas y la retinopatía diabética las alteraciones que mayor riesgo presentan.