¿Te has parado alguna vez a pensar la importancia que tienen en tu día a día los sentidos? ¿Te has planteado la posibilidad de que en algún momento puedas perder uno de ellos? ¿Qué harías si de la noche a la mañana dejas de escuchar? Esta es la realidad a la que se han expuesto cuatro jóvenes durante tres días con el objetivo de ponerse en la piel de la gente sorda, empatizar con ellos y visibilizar la situación que viven más de un millón de personas en España, según la Confederación Estatal de Personas Sordas.
Para cancelar la máxima cantidad de ruido y sonido, Luís y Julio, conocidos en redes como @amodonuestro y que ya vivieron una experiencia similar con la discapacidad visual, estuvieron tres días enteros, junto con Manuel y Andrés, con unos tapones de silicona moldeables en los oídos y los típicos cascos insonorizados que utilizan lo cazadores, la gente que trabaja en los aeropuertos o en zonas con sonidos muy fuertes.
La experiencia ha sido posible gracias a la ayuda de la Asociación de Sordos de Granada (ASOGRA) pues con su colaboración pudieron conocer a gente sorda de diversas edades y aprender el lenguaje de signos para poder comunicarse durante esos días, ya que aunque podían hablar prefirieron no hacerlo para empatizar más con esta comunidad.
Algo tan sencillo como pedir un café en un bar, ir al banco o a un organismo público, para la comunidad puede convertirse en todo un reto si no van acompañados de un oyente, y no porque ellos no sepan comunicarse sino porque no hay nadie que hable su mismo "idioma".
Esta es una de las conclusiones a las que han llegado Luís y Julio tras estar tres tres días sin escuchar prácticamente nada. "La sociedad en sí no lo comprende y es por eso por lo que no ponen adaptaciones ni facilidades para que estas personas vivan en armonía y comunidad con el resto", consideran.
Algo tan sencillo como poner una hora extraescolar de lenguaje de signos en los colegios es una de las soluciones que Luís y Julio han propuesto a ElDesmarque. "Son iguales que nosotros y por no hablar su "idioma" todo les resulta mucho más complicado", aseguran.
Para la gran mayoría de la comunidad oyente el silencio es algo incómodo, sobre todo si ese silencio se produce cuando estás con personas, sin embargo, tras esta experiencia han aprendido a valorarlo.
"Mi concepto de silencio incomodo ha cambiado completamente. Lo que antes pensaba que era molesto, ahora me trae mucho paz", ha asegurado uno de ellos, de hecho, ya no es una prioridad poner música en el coche, encender la televisión a pesar de no verla o habar sobre el tiempo para evitar que ese silencio entre dos personas se produzca.
"Lo mejor que te puede pasar en esta vida es que tengas un amigo sordo porque siempre te va a escuchar", ha asegurado Julio a ElDesmarque; y es que se han dado cuenta que la comunicación entre gente no oyente es mucho más sincera y real pues el mensaje que quieres transmitir debe ser claro y directo, sin maquillar palabras o andarse con rodeos para decir algo.
De hecho, esta es una de las cosas que más les ha costado ya que han tenido que aprender (además del lenguaje de signos) a leer los labios, resumir un mensaje extenso en palabras sencillas y prestar una atención plena al lenguaje no verbal.