La obesidad ya está reconocida como "una compleja enfermedad crónica que se define por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud", según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta el momento, la presencia o no de enfermedad se determina de acuerdo al Índice de Masa Muscular (IMC), entendido como la relación entre el peso y la estatura. Sin embargo, expertos en obesidad consideran que no se debe diagnosticar con esta medida, sino que abogan por la grasa abdominal, al ser un indicador mucho más determinante del desarrollo de complicaciones metabólicas.
Esta es una de las ideas que la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) plasma en el decálogo 'MetaObesidad 2025' que "busca actualizar y consolidar los nuevos conceptos sobre la obesidad recogiendo las ideas básicas, actuales y consensuadas sobre la definición, diagnóstico y manejo de esta enfermedad por parte de la comunidad científica internacional", detalla 'EFE' a raíz de la I Jornada SEEDO Periodismo y Obesidad celebrada en Cuenca.
Uno de los motivos por los que los miembros de la SEEDO creen que el IMC no es un gran indicador de esta enfermedad es porque "no refleja ni la distribución ni la funcionalidad del tejido adiposo, dos factores fundamentales en el desarrollo de las comorbilidades de la obesidad".
Si bien el IMC "es una medida sencilla, objetiva y reproducible, tiene ciertas limitaciones" que son las siguientes:
"En resumen, el concepto de obesidad basado únicamente en la medida IMC resulta totalmente impreciso", apunta contundentemente la guía de la SEEDO. Por un lado, la OMS propone combinar esta medida con otras que "permitan reflejar la adiposidad a nivel abdominal" como por ejemplo la circunferencia de cintura (CC), junto con la acumulación de grasa abdominal al ser "un determinante más fuerte del desarrollo de enfermedades que el IMC, incluso en individuos con un nivel de IMC por debajo de los valores estándar de corte para el diagnóstico de obesidad".
En esta misma línea, la EASO (por sus siglas en inglés de Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad) no apuesta por la medida de CC, sino por el índice cintura-altura por "su superioridad como marcador de riesgo para enfermedades cardiometabólicas".