Dani Alves ya conoce la sentencia del juez. El futbolista ha sido condenado a cuatro años y seis meses de cárcel por el delito de agresión sexual que cometió sobre una joven en los baños de la discoteca Sutton de Barcelona.
Además, después deberá hacer frente a cinco años de libertad vigilada, alejamiento e incomunicación de la víctima durante nueve años y seis meses, y una indemnización de 150.000 euros y el pago de los costes del juicio. El pago de la cantidad mencionada es el que habría actuado como atenuante, provocando que la condena se haya visto rebajada.
Pese a ello, la sentencia no es firme y, dado que la defensa de la víctima reclamaba doce años de prisión para el acusado, nueve la Fiscalía y solo uno por la defensa de la acusación, en los próximos días será recurrida por ambas partes. Así lo ha anunciado la abogada del futbolista tras conocer la decisión del juez.
Los abogados tienen un plazo de 10 días hábiles para presentar sus primeras alegaciones y lo harán ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. "La sentencia admite recurso de apelación a la sala de Apelaciones de la sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. El acusado mantiene la situación de privación de libertad", recoge la sentencia publicada este jueves.
En caso de que esta institución no acepte el recurso de los letrados, el caso derivará al Tribunal Supremo, donde ya se establecerá una sentencia firme.
Entre el 5 y el 7 de febrero se celebró en la Audiencia de Barcelona el juicio al futbolista. El jugador fue el último en declarar. Y lo hizo después de estar presente en la sala durante el visionado de las pruebas periciales y los vídeos de las cámaras de seguridad de la discoteca. Dani Alves rompió a llorar durante su testimonio ante el juez, mientras explicaba su maltrecha situación económica.
La Fiscalía dio “absoluta credibilidad” al relato de la víctima después de escuchar a todas las partes. La fiscal que tomó la palabra para cerrar la vista judicial corroboró la versión de la víctima y ensalzó el protocolo de la discoteca, que ayudó a preservar las pruebas para el caso. “Funcionó perfectamente porque esta chica se hubiera ido a su casa. Si se hubiera ido no tendríamos material biológico ni el lavabo se hubiera precintado”, valoró la Fiscalía.