Ana Peleteiro siempre ha presumido de sus raíces. La atleta de Ribeira lleva a su Galicia natal por bandera y en un futuro no muy lejano, su deseo de vivir allí de nuevo se va a cumplir. Hace más de una década, Ana se marchó de casa tras el sueño de convertirse en deportista profesional, algo que ha logrado, y de qué manera.
La saltadora de triple salto aprovecha siempre que su calendario se lo permite para regresar a su tierra y ahora, acompañada de su marido, Benjamin Compaoré, y su querida hija Lúa, las emociones al dejar atrás a los suyos salen a flor de piel más que nunca.
Así lo atestiguan las palabras que ella misma ha compartido en sus redes sociales este domingo, cuando tras un encuentro familiar tuvo que volver a la capital de España para seguir entrenando de cara a la importante cita olímpica de este verano.
“Cada vez cuesta más... Cuando era joven venir a casa era casi por obligación. Me daba pereza salir de mi entero loco y efímero que creía que me hacía feliz”, arranca reflexionando Peleteiro.
“A día de hoy las cosas han cambiado enormemente. Aprecio la familia que tengo más que nunca y cada vez que puedo me escapo para compartir momentos con todos ellos. En realidad, ya lleva siendo así bastante años, pero desde que soy madre cada día que toca volver a la capital, se me encoge más y más el corazón. Echo de menos mi tierra y sobre todo añoro que mi hija crezca rodeada de sus primos, abuelos, tíos... al igual que yo”, reza la publicación.
“Sé que la distancia es por una razón de peso y a día de hoy tenemos que adaptarnos a esto, pero me duele el corazón mucho y no puedo evitar sentirme culpable. La vuelta está más cerca de lo que ya estuvo hace 11 años cuando decidí luchar por sueño y un futuro lejos de casa, pero hasta entonces toca ser fuertes y continuar soñando con algún día volver aquí”, se lee.
“Es un poco triste, pero prefiero quedarme con lo bonito y es que soy una afortunada de saber que siempre tendré mi lugar a donde volver y donde nos sentiremos enormemente felices”, continúa.
“Ahora toca focalizar todas mis energías en los próximos 3 meses que se avecinan y pelear y trabajar más que nunca para que todo esté esfuerzo merezca la pena. Gracias familia, gracias Galicia por hacemos tan felices cada vez que estamos aquí”, culmina el escrito.
Lo cierto es que su vuelta no parece que se vaya a demorar mucho. Hace casi un mes, la pareja de atletas confirmaba en sus redes sociales que próximamente arrancarían las obras de su nueva casa, que se erigirá sobre una finca de 2.000 metros cuadrados de su localidad natal, Santa Uxía de Ribeira.
Las ideas sobre la forma, distribución y orientación siguen cambiando, tal y como han reconocido en la cuenta de Instagram que dedican a la casa, pero lo que permanece inmóvil es la ilusión de la familia hispanofrancesa de vivir en la región del noroeste de España.