Ana Peleteiro participará a partir del próximo 26 de julio en los Juegos Olímpicos de París 2024. Los días 2 y 3 de agosto se disputarán las pruebas de triple salto femenino, en las que participará la deportista de Ribeira. Y durante esos días, además de los previos de preparación y concentración, deberá estar alejada de su querida hija Lúa.
La pequeña de Ana Peleteiro y Benjamin Compaoré nació en diciembre de 2022 y alborotó la vida de la pareja de atletas. Seis meses después de dar a luz, la deportista regresó a la competición y en los últimos meses su rendimiento ha sido brillante.
Y con dos saltadores de triple salto en casa, quizás Lúa tenga dentro de unos años la misma pasión. O al menos así lo desea su madre, que ha compartido en su cuenta de Instagram un par de fotos de su entrenamiento con su hija presente en el foso de arena.
“Ojalá le guste esto tanto como a sus padres”, escribía la profesional del tartán sobre una foto de Lúa en la pista.
El padre de la criatura pondrá este año punto final a su carrera como deportista a sus 34 años. Fue campeón de Europa en el año 2014 con un salto de 17.46 metros. Desde luego que esa medalla de oro es una hazaña sumamente valiosa, aunque al lado del palmarés de Ana parece incluso poco.
Y es que la de Ribeira cuenta con una multitud de metales que la acreditan como una de las favoritas para subir al podio en la cita olímpica de la capital francesa, más aún tras la baja de su amiga Yulimar Rojas debido a una lesión entrenando. En caso de conseguirlo no será la primera vez que Ana se suba a un cajón de los Juegos Olímpicos, pues en Tokyo ya obtuvo la medalla de bronce con un salto de 14.87.
Además, recientemente se hizo con un bronce en el Campeonato Europeo de Pista Cubierta en Glasgow, lo que da pistas de su buen estado de forma en este 2024.
Este 2024 está siendo muy especial para Ana Peleteiro, ya que además de disputar los Juegos Olímpicos en algo más de dos meses arrancará la construcción de su nueva casa en su Galicia natal.
Los planes de la familia pasan por irse a vivir a la localidad donde ella se crio y la casa de la que gozarán allí desde luego que estará a la altura de sus carreras deportivas.
Ana y Benjamim están compartiendo en redes sociales todos los detalles de la construcción. Se erigirá sobre una finca de 2.000 metros cuadrados en medio de la naturaleza.
Las ideas sobre la forma, distribución y orientación siguen cambiando, tal y como han reconocido en la cuenta de Instagram que dedican a la casa, pero lo que se mantiene intacta es la ilusión de la familia hispanofrancesa de vivir en la región del noroeste de España.