Robinho y su vida en la cárcel de Brasil: del curso de electrónica a la convivencia con los presos
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Robinho lleva varios meses en prisión
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Se han conocido detalles de cómo es su vida en prisión
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Robinho desvela las pruebas que "demuestran su inocencia"
Robinho vive desde hace unas semanas recluido en una cárcel de Brasil. El jugador fue condenado a nueve años de prisión por una violación a una joven en una discoteca de Milán. El brasileño huyó a su país y durante un tiempo estuvo en libertad debido a la falta de acuerdo de extradición entre los dos países.
Finalmente, la justicia brasileña aprobó que cumpliera la condena en una de sus cárceles y desde marzo vive privado de libertad. Es ahora cuando se han dado más datos acerca de la vida de Robinho en la cárcel.
Robinho y su día a día en prisión
El diario ‘The Sun’ informaba que el brasileño estaba recibiendo un curso de electrónica de una duración de 600 horas. Esto está dentro de un programa de trabajo penitenciario que está diseñado para que los reclusos estén ocupados y aprendan nuevos oficios de cara a que tengan un futuro cuando salgan de la cárcel.
Esta información la confirmó su abogado. “Es difícil decir si lo está disfrutando o no, pero le está ayudando a pasar el tiempo", dijo el letrado.
Mario Rosso Vale, el abogado del jugador brasileño, confirmó a Ryan Parry que su comportamiento desde que entró en la cárcel es ejemplar. "Robinho mantiene la cabeza gacha y sigue adelante tranquilamente... está siendo un recluso ejemplar y no ha tenido problemas con otros presos".
También confesó que uno de los reclusos le han regalado unas botas de fútbol para que pueda jugar pachangas en el patio con el resto de los presos.
Robinho ha entrado en una de las peores cárceles del mundo como así lo aseguró María Laura Canineu, directora de Human Rights Watch. A su prisión se la conoce con “el infierno en la tierra”.
"El hacinamiento es un problema importante en las cárceles de Brasil y en ningún otro lugar es más grave que en Pernambuco... El Estado ha encerrado a decenas de miles de personas en pabellones diseñados para un tercio de esa cantidad, y ha entregado las llaves a reclusos que utilizan la violencia y la intimidación para gestionar los terrenos penitenciarios como feudos personales", dijo María Laura.