La vida de Sara Carbonero cambió de un día para otro en mayo de 2019. En una revisión rutinaria, la periodista recibió la noticia de que padecía cáncer, después de que los médicos hubiesen encontrado un tumor maligno en uno de sus ovarios. En las últimas horas, la expareja de Iker Casillas ha compartido en su cuenta de Instagram cómo vivieron sus hijos el cambio físico provocado por los tratamientos médicos.
A lo largo de esos cinco años, Sara ha hablado de forma puntual de su enfermedad en sus perfiles online, donde es habitual ver reflexiones profundas acerca de cómo se viven todos esos momentos.
En el último texto, Martín y Lucas son los protagonistas, en unas palabras que describen la dureza de una enfermedad como el cáncer, pero en las que también hay hueco para el humor.
“Vaya por delante que soy malísima con los selfies en el espejo, pero anoche quería probar unas luces nuevas. Que si un ojo bizco, que si muy seria, la mirada melancólica, que si te sonríes mucho a ti misma es muy forzado. Lejos de la frivolidad que pueda parecer, yo cuando me miro al espejo, lo hago para tomar conciencia de mí misma, lo utilizo como herramienta clave para mejorar mi autoestima”, arranca el escrito de la reportera.
“Por causas de la vida, ya he transitado épocas en las que huía de ellos porque no reconocía a la persona que me mostraba el reflejo, llegué incluso a pasar tres o cuatro meses sin mirarme en uno”, introduce Sara.
A pesar de que los pequeños eran de edades muy tempranas cuando conocieron la enfermedad de su madre –cinco y dos años–, fueron conscientes de lo que eso suponía, especialmente Martín, el mayor. “En una de esas, al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia, yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo”, se lee.
“Después de mirarme detenidamente muy raro me dijo: ‘Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú’. Yo por entonces, precisamente por no mirarme ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro. No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: ¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente? ¡Una! ¡Las más valiente!! Intentó arrancármela, por supuesto, muerto de risa y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa”, relata Carbonero.
Ahora, Sara echa la vista atrás y recuerda orgullosa la actitud de sus hijos. “Tengo esa conversación grabada como muchas otras incómodas, en las que gracias a su capacidad de adaptación fue todo menos traumático. A día de hoy, cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo ‘como un chico’”, apunta la televisiva en su Instagram.
Carbonero cuenta que la primera vez que la vieron “así”, con menos pelo, les llevó unos puzles “para desviar su atención”, como le había recomendado la psicóloga.
“Pero no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas. Luego, empezamos a buscar fotos de actrices y cantantes monísimas con pelo corto y nos pusimos con el puzle.
Las carcajadas llegaron cuando en ese mismo verano salía en la tele un anuncio de champú que grabé meses antes con mi larga cabellera meneándola para delante y para detrás.
El colmo de los colmos. Esto sirvió para que los enanos me imitaran y me animaran: ‘Ya pronto volverás a hacerlo, mamá’. ‘Y, además, ya no tendrás las cejas grises’”, culmina en la emotiva publicación.