Ana Peleteiro ya está instalada en Ribeira para arrancar una nueva etapa de su vida. La deportista gallega ha regresado esta misma semana a su tierra natal, después de un verano protagonizado por su participación en París y que se culminó con el relevo de entrenador.
Tras despedirse de Iván Pedroso, el hombre que ha acompañado a Ana Peleteiro a lo más alto desde 2016, la saltadora se ponía a las órdenes de su marido, el ya exatleta Benjamin Compaoré, para seguir compitiendo en la élite del atletismo.
Nuevo entrenador y nueva tierra. Mes 'tranquilito'. La ilusión, eso sí, por las nubes.
Este miércoles, Ana compartía en sus redes sociales imágenes de la ardua tarea que les ocupaba a ella y su marido: sacar cerca de 13 años de vida de cientos de cajas.
Y en plena faena, Benjamin se sumía en una "depresión" al descubrir el clima de su nuevo hogar. Así lo contaba su mujer: "Yo diciéndole a Benjamín durante todos estos meses que nos veníamos Galicia, y que nos visualizábamos viviendo aquí, porque nos construimos la casa y tal... Veníamos aquí y hacía buen tiempo. Yo decía: 'Baby, aquí hace siempre buen tiempo. En invierno llueve un poquito, pero vivimos en el sur de Galicia. Aquí no es como en el norte'".
"Primer día en Galicia y llega una borrasca llamada Aitor. Es que no os enseño cómo están las vistas porque es de coña", añadía Ana, mostrando el cielo nublado de la costa de Ribeira.
Parece que la climatología ha escuchado los lamentos de Compaoré y este jueves ha hecho muy buen tiempo en la localidad coruñesa. Ana, obviamente, sabía lo que le esperaba al volver a Galicia, pero parece que ha tratado de engañar a su marido y con el tiempo de hoy, el cielo le ha echado una mano.
"Aitor se fue y llegó Lorenzo", introducía contenta la deportista. "Es que mirad que día hace hoy en Ribeira. Espectacular. Super buena temperatura, no hace falta abrigo", presumía.
"Benjamin contento, pero yo, así", decía retorciéndose de la felicidad. "Porque así lo puedo seguir engañando de que en Galicia hace bueno", expresaba entre risas.
Después de 13 años lejos de casa, lejos de mi familia, invirtiendo cientos de horas en aviones, trenes y coches para poder conciliar mi trabajo con mi vida personal, vuelvo a escuchar a mi corazón.
Después de muchas conversaciones conmigo misma, con mis padres, con mi marido y con las personas que más quiero, he tomado la decisión de volver a mi hogar, a mi Galicia querida.
Siempre he soñado con darle una infancia a mi hija tan bonita como la que yo he tenido; con la familia muy cerquita, rodeada de amor y naturaleza. Y aunque la capital me ha dado muchas cosas, ahora mismo mi hija no estaba teniendo esa infancia que yo tanto añoro.
A nivel profesional, después de 8 años en un mismo lugar, mi mente me estaba pidiendo un cambio, una nueva motivación, nuevos objetivos, nuevos retos. Ahora que en Ribeira tenemos unas infraestructuras de alto rendimiento creo que es el mejor momento para apostar por mi compañero de vida una vez más, en este caso como entrenador.