Comentaba Patiño en la previa que iban a salir como perros al partido de Los Pajaritos. Y no se equivocó. Salieron como caniches que no son capaces de morder a nadie y que se conforman con salir a dar un paseo. Los primeros 20 minutos fueron de vergüenza. Un equipo que necesita más que nadie el triunfo y que a los ocho minutos ya pierde 2-0. De pena
Sin actitud, sin orden, sin pundonor, sin alma, sin ánimo, sin orgullo, sin amor propio. Así se mostró nuevamente el Xerez. Un equipo que camina demasiado rápido hacia la deriva. Ni cambio de jugadores, ni de sistema como en esta ocasión. La historia se volvió a repetir.
Cuando vas último y a los ocho minutos pierdes 2-0, lo mínimo que se puede exigir es algo de coraje, de carácter. Pero nada. No hubo ningún atisbo de reacción por tímido que fuera. La única ocasión destacable fue casi a la media hora de juego por mediación de Patiño.
El Numancia hizo su partido. El Xerez se lo puso muy fácil y los rojillos jugaron con excesiva comodidad. Sus hombres de arriba hicieron un buen trabajo, en el centro del campo controló sin problemas y atrás no tuvo noticias de su rival.
La segunda sobró. El árbitro hubiera hecho un favor si hubiera pitado el final con el segundo gol del Numancia. El Xerez, a pesar de que las cosas no se le pusieron nada bien, tenía mucho partido por delante para hacer algo, para demostrar un poco, pero nada. Más de lo mismo.
Salvo los estrenos anecdóticos de Emaná y Galván, y con la expulsión de David Prieto por pisotón a Pedro, la segunda no tuvo ninguna historia a excepción de que el Numancia aumentó su cuenta anotadora con un tanto de Cedrick.