El preparador azulino cree que el equipo debió exponer mucho más: "Cuando te reciben así hay que morirse en el campo. Por lo menos así lo veo yo. No conozco a nadie que sea eterno. Alguna vez hay que morir de algo. Hay veces en el fútbol en los que hay que jugarse la vida si hace falta. Yo me la jugaría si hace falta. No me va a temblar el pulso. No estoy en los sitios por estar o competir para bueno, tal, y todos esos comentarios conformistas. Hay que tenerlos bien puestos hasta el último minuto, pero siempre".
En su análisis dejó claro, sin hacer daño, que el Xerez adolece de carácter, garra y sangre. "En líneas generales estoy contento con el rendimiento de los jugadores. A partir del gol, si estoy en el campo me expulsan. En la medida de sus posibilidades lo han intentando. Reconozco que no es fácil llevar mucho tiempo con situaciones negativas, pero a mí me da igual todo eso. Yo muero matando. Si soy jugador del Xerez hoy, en cada balón dividido me juego la vida. Hay que hacer algo, protestar al árbitro, algo. Y estamos con la cabeza agachada. De verdad, hay que hacer algo".