Carlos Tur IIIPuede decirse que el Xerez no compareció este sábado en Chapín ante el Sporting, al que le bastaron dos goles de Javier Casquero para llevarse un triunfo con el que certifica su permanencia. Desde octubre no ganan los azulinos como locales.
Pérez Pallas (c. gallego). Amonestó a los locales Galán (m.29), Mendoza (m.62) y Rafa García (m.89).
El paréntesis de Girona arrastró tanta suciedad que los jugadores de Carlos Ríos parecieron decantarse por no dar pie a interpretaciones y entregarse directamente al rival. Lo de casquería es un uso aprovechado del término, pues ciertamente el Xerez está abierto en canal y con las vísceras en exposición permanente, el corazón incluido.
Un débil Xerez para un potente Casquero, que pasada la media hora abrió el marcador de un imponente zapatazo y en el 74 le pusó la puntilla al conjunto de Chapín aprovechando una internada por la derecha de Guerrero, al que convirtió en asistente.
No hubo intensidad azulina ni el Sporting tuvo que ofrecer su mejor versión para ganar. A los ocho minutos, los de Sandoval ya habían estrellado un balón en el larguero y, si bien no se produjeron demasiados acercamientos, fueron sometiendo a los xerecistas con el paso de los minutos.
Toni intervino alguna vez con mérito (realizó un paradón en el 55) y el árbitro, con buen criterio, no dejó que un gol de Marquitos subiera al marcador por fuera de juego. José Vega tuvo una opción antes del descanso y es de lo poco que puede comentarse de un partido que se resume en medio folio.
El plantel xerecista cuenta los días para que esta pesadilla de temporada se acabe, pero el dolor queda y es para los aficionados. No hubo orgullo como muestra ni satisfacción para los pocos valientes que aún dedican un rato a visitar Chapín. El partido fue sólo un ejemplo más de que el curso ha transcurrido así por algo. El alma no es una víscera, pero también la ha regalado este Xerez.