Entre otras cosas, afirma que nadie del Xerez le ha propuesto seguir y que está cerca de coger otro proyecto y que no sabe si cuenta con el cariño del xerecismo: "No sé si la gente valora mi trabajo o no. Sinceramente, no lo sé. Creo que el equipo ha hecho partidos muy buenos, aunque faltaron los resultados. Ha sido competitivo, aunque no nos haya servido para sumar los puntos suficientes. He intentado por todos los medios trabajar al máximo nivel y hacerlo todo para reconducir la situación. Desgraciadamente, en el fútbol priman más los resultados que el trabajo. Y los resultados no han sido buenos".
No ha podido evitar el descenso del Xerez, pero asegura que cuando llegó "imaginaba que las cosas iban a salir mejor de lo que han salido. Sabía que era complicado, pero pensaba que las cosas podían ir por un camino mejor". "Era difícil la salvación no solo porque estábamos a siete puntos, sino por la situación del club y del equipo. Y, sobre todo, de todos los problemas con que me he encontrado, si tuviera que elegir un inconveniente importante es el no contar con delanteros", añadió al respecto.
Ríos dice sentirse "orgulloso" de haber entrenado al Xerez pero manifiesta su ilusión por coger a un equipo desde el inicio, sin que esté en apuros: "Estoy cansado de coger situaciones malas. Es algo que me motivaba, pero llevo tres equipos ya. El primero fue el Quijote, el segundo el Nuevo Testamento y esto ha sido ya la Biblia. Igual dentro de unos años me meto en otros líos, pero por ahora ya está bien".
Augura que la próxima temporada en Segunda B será dura para el Xerez: "Va a ser un año difícil, porque imagino que el Xerez hará un equipo para ascender pero nadie se pasea por la Segunda B. Habrá que tener paciencia y no sé si la habrá".
Califica el partido ante el Barcelona B de "descafeinado" y admite que el delantero juvenil Javi Forján "tiene bastantes opciones de jugar de inicio". "Intentaremos competir para despedirnos dando la mejor imagen posible", sostiene.